Opinión
El regreso del emérito
¿Por dónde empiezo hoy? ¿Por el Rey emérito? ¿Por los cientos de inmigrantes desorientados que vagan estos días por varias ciudades españolas, procedentes de Canarias, mientras el Gobierno sigue de perfil? ¿Por el hachazo del INE a los datos oficiales de fallecidos por COVID? ¿Por los 325 de las últimas horas? Demasiados contratiempos, esta semana. Nos salva el desbloqueo, a ultimísima hora, del plan de recuperación económica de la Unión Europea.
Don Juan Carlos quiere volver a España, está en su derecho. Ha saldado su deuda con Hacienda antes de que el fisco haya llegado a investigarle. Correcto, pero habría que preguntarle al hijo qué opina sobre el comportamiento ético paterno. Es más, creo que a Felipe VI le favorecería hablar públicamente de estos y otros asuntos para subrayar que él, en este embrollo, nada tiene que ver, más bien todo lo contrario. Le acercaría aún más a los ciudadanos ese gesto. Felipe VI se ha ganado el aprecio y el respeto de la inmensa mayoría de los españoles, que apoyan la Corona como elemento vertebrador y estabilizador en estos momentos de incertidumbre. Cualquier periodista estaría encantado de entrevistarle y, sin embargo, él guarda un silencio demasiado prudente en este país nuestro cada vez más descreído, gobernado por un Ejecutivo de alma republicana, que no se nos olvide.
Sus ministros, entretanto, se pasan la pelota los unos a los otros cuando se les pregunta por esos cientos de inmigrantes, en situación irregular, que llevan días aterrizando en varias ciudades españolas, sin que las autoridades locales o regionales sean avisadas previamente. Nos enteramos todos a la vez del fenómeno en aumento por los vídeos que graban anónimos, y que se viralizan en las redes. La realidad es que no existe ningún tipo de control sobre ellos, sujetos -nada más llegar a la península- a redes mafiosas.
Señores ministros, ¿quiénes les pagan a estas personas el vuelo desde Canarias? Mañana y pasado mañana seguiremos viéndolo, y lo llamaremos, con razón, dejación de funciones. ¿Cómo es posible que algunos de ellos den positivo en coronavirus con el riesgo que eso supone, en plena pandemia? Porque esta pesadilla, me temo, está lejos de acabar.
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