Eutanasia

La cultura de la muerte (III)

Ver a los diputados que han votado la ley de eutanasia aplaudiendo gozosos su aprobación, provoca tanto sonrojo como preocupación y tristeza. Es desolador que vayamos a estar en el podium de los muy escasos países del mundo que tienen legalizado el promover y facilitar el suicidio a los enfermos, discapacitados, dolientes o deprimidos. Que además se presente ese patético hecho como una «victoria de la libertad», es una muestra, como poco, de la estulticia, la hipocresía o la ignorancia sobre lo que es la auténtica libertad.

Un ejemplo de ello, aunque no el único, es el partido de Cs, que parece tener entronizada a la «diosa Libertad» como los revolucionarios jacobinos hicieron con la «diosa Razón» en 1794 en el altar de Notre Dame. A la jubilosa e histórica cita no podía faltar el PNV, perejil de todas las salsas políticas condimentadas por el Gobierno de Sánchez e Iglesias, en la versión actual del Frente Popular de febrero de 1936, que por algo también tuvo su apoyo entonces. Es una llamativa coalición parlamentaria esta de los otrora demócrata cristianos vascos y los liberales «centristas», apoyando esa inhumana cultura junto a quienes la llevan en su ADN ideológico.

Es la «cultura de la muerte», como la bautizó san Juan Pablo II, que no sorprende promuevan formaciones como Bildu o el partido comunista, ideología condenada por el Parlamento Europeo junto al nazismo, por ser las causantes de los holocaustos y genocidios padecidos en Europa el pasado siglo. Que sigan aplaudiendo.