Opinión

Trabajadores esenciales

Feliz Navidad. Te lo deseo de todo corazón a ti, que te paras en este rinconcito de papel para leerme, que amas los periódicos, que no vas a dejar de comprarlos. A ti, especialmente, que celebras estas fiestas en soledad, por precaución o por tus circunstancias, que me prestas atención. A ti, que cumples años, que celebras tu santo. A ti también, que trabajas hoy…, quizá en un hospital, salvando vidas. A mis compañeros de LA RAZÓN, de la radio y de mi casa televisiva, que hoy nos informan al detalle de los mensajes que encierra el discurso de Nochebuena del Rey Felipe VI, de las consiguientes reacciones políticas, de los detalles del acuerdo comercial «post Brexit» entre la Unión Europea y el Reino Unido, de la variante británica de la COVID, de su cepa sudafricana, de las cifras diarias de fallecidos por la pandemia, del inminente reparto de la vacuna entre las Comunidades Autónomas, de cómo hemos o no hemos respetado anoche las restricciones de movilidad, aquí y en el resto del mundo, de la inevitable tercera ola del horror que nos aguarda, según los entendidos; de los negocios que resisten y de los que por desgracia se perdieron, de las expresiones de fe cristiana alrededor del mundo, de la inocencia infantil que nos reconcilia en lo más íntimo. De la desesperación de miles de camioneros, atrapados a demasiados kilómetros de los suyos, soñando con poder hacerse una PCR para volver, trabajadores esenciales.

Por primera vez en mucho tiempo este día me pilla de vacaciones, observándolo todo desde una lejanía balsámica, rumiando estos últimos meses de infarto. Al compás de este año maldito, se nos ha enmarañado la actualidad. A los periodistas nos ha dolido el corazón muchos días, como a ti, pero seguimos aquí para contarlo, y tú para leerlo. Solo por eso debemos alzar todos nuestras copas y celebrar que, mientras hay vida, hay esperanza. Y que nuestra profesión sigue siendo esencial en esta sociedad crispada, a pesar del acoso en redes que conlleve poner en conocimiento de los demás determinados asuntos. A pesar de las presiones, a pesar del desengaño y del escepticismo crónico, seguiremos informándote.