Donald Trump

El odio demócrata contra Trump

El objetivo de la iniciativa es destruirlo políticamente e impedir que se pueda presentar en 2024.

La decisión de los demócratas de comenzar un nuevo impeachment contra Trump por “incitación a la insurrección” muestra claramente que quieren una confrontación dura y frontal con los republicanos. Es cierto que algunos congresistas y senadores de esta formación les apoyan, sobre todo los damnificados por el actual inquilino de la Casa Blanca, pero la gran mayoría, así como sus votantes no están por la labor. El objetivo de la iniciativa es destruirlo políticamente e impedir que se pueda presentar en 2024.

Es muy significativo que Biden haga apelaciones a la concordia mientras Pelosi embiste como un miura. Me recuerda la doble cara de nuestro gobierno, como el dios Jano, que dice una cosa con respecto al PP y luego hace la contraria jaleado por la corte de periodistas sanchistas y neosanchistas. Biden ganó las elecciones, pero Estados Unidos ha quedado más dividido, si cabe, de lo que estaba. El odio irracional de Pelosi, que sufrió las afrentas de Trump lo acabará convirtiendo en un mártir para sus seguidores. Al tratarse de un “juicio” político, emprendido por la oligarquía demócrata con la aquiescencia de los grandes electores republicanos ignorados por el presidente, es difícil que alguien interprete que existe la necesaria imparcialidad ante una medida tan grave.

El concepto “incitación a la insurrección” es complicado jurídicamente, porque habría que determinar que hubo una orden para que ese esperpéntico grupo de trumpistas entrara violentamente en el Capitolio. En otras ocasiones he expresado mi rechazo ante tamaña barbaridad, así como a la acusación sin pruebas de un fraude electoral masivo. Esa inmensa mayoría de votantes republicanos, que siguen apoyando al presidente, solo verá el odio de sus rivales que forman parte, como sucede con Biden, Harris o Pelosi, de la elite que gobierna la nación desde su fundación. Es muy significativo que los tres nacieron en el seno de la clase alta y que llevan toda la vida ocupando cargos públicos.

Pelosi es hija y hermana de alcaldes de Baltimore y es congresista desde 1987, además de estar casada con un millonario que tiene una modesta fortuna de más de cien millones. Harris es hija de “inmigrantes” que eran un profesor de economía en Stanford y una reconocida bióloga que trabajó en prestigiosas universidades. El “humilde” Biden es nieto de un millonario del petróleo. No hay más que ver los miembros de su futura administración, como el multimillonario John Forbes Kerry, hijo y nieto de magnates y casado con una Heinz. Es fácil de comprobar su afinidad con los votantes de clase media y baja de Trump.