Opinión

¡República!

Mandataron mandamases de la gobernación que el tema de la república acaparase la Navidad. ¡Quia! Pese a la ordenanza de timoneles omnipotentes, la república no logró ser la comidilla de la comilona familiar. Ni ganas teníamos de mascar, así que mucho menos de envenenarnos la sangre con disputas familiares. Pues a eso nos enviaban: a luchar armados de cuchillo y tenedor contra los cuñados monárquicos (que en España hay mucho cuñado monárquico, mira Urdangarín…). Pero la gente anda floja de remos, desanimada, sin fuerzas ni para masticar un langostino caducado, mucho menos para deglutir tema tan correoso como la ganga republiqueta que promocionan. No hay talante para disputar ni con la cuñada cayetana, aunque todo el mundo está más encabritado que «jamás antes nunca», como dicen en los culebrones. A lo más que llegamos es a darle cuatro voces al que presenta el telediario, que no puede responder a las invectivas. Nadie sale a la calle a armar gresca, no solo por la purita falta de arrestos o subsidios, sino sobre todo de vitaminas. Como no nos da el sol, porque llevamos un año encerrados, y comemos mal, porque somos autónomos, no hay ERTE que nos ampare y nos han subido los impuestos para rematar la gracia, ¿quién tiene fuerzas para protestar, o para enfrentarse al suegro en Nochebuena, si además solo se le podía ver la cara por vídeo conferencia…? Y manifestarse con mascarilla puesta es un rollo y cuesta el pago de unas multas que nunca creerías, tía. Pero, en caso de aceptar República como tema, ¿de cuál hablamos? ¿De la constitucionalista, liberal, presidencial, confesional, grecorromana…?, ¿bananera? Ya que para lo único que sirven señores tan señoreados es para darnos tema de conversación (no para resolver problemas), por lo menos que especifiquen un poco. Venga.