Donald Trump
Un cambio de rumbo
El abandono de la Casa Blanca por Donald Trump no resuelve definitivamente los problemas cruciales a los que se enfrenta EE UU. La profunda división que existe en la sociedad americana no parece que desaparezca con la llegada del nuevo presidente, pero Joe Biden tiene una oportunidad inigualable para introducir dosis de calma y sosiego que verdaderamente se necesitan.
En política exterior los cambios más sustanciales que se avistan son en las relaciones con la UE y por lo que se refiere América Latina. Al menos, estas regiones aguardan con esperanza que la política norteamericana experimente un giro radical respecto a los postulados que ha defendido la Administración Trump. Para la UE sería fundamental que las nuevas autoridades de Washington dieran señales claras de que están en consonancia con la pervivencia del esquema de integración europeo y que Bruselas fuera un interlocutor privilegiado en las relaciones con EE UU. Habrá que observar con detalle, sin embargo, qué posturas tendrá la Administración Biden respecto a Reino Unido y si se constituirá en el socio más destacado o, por el contrario, primará la defensa de los intereses europeos. Esto será un indicio de que se producen o no cambios en la política norteamericana. Las perspectivas para América Latina son, en principio, más prometedoras, sobre todo, por el escaso interés de la anterior Administración en relación con este espacio. En este caso, las posiciones de la OEA serán primordiales para descubrir el camino que transitará la Administración Biden pero, desde luego, todo apunta a que se producirá una cierta apertura, o menos restricciones, en las relaciones con Cuba y sería urgente restablecer los contactos y la cooperación con buena parte de los países de la región.
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