Opinión

Precedentes de la llamada economía de mercado libre

Conviene reconocer qué antecedentes intelectuales existieron para leer en el artículo 38 de la Constitución de 1978 que se reconoce «la libertad de empresa en el marco de la economía de mercado» y que en el artículo 33, asimismo, se reconozca «el derecho a la propiedad privada y a la herencia». Una orientación fundamental para entender el nacimiento en la alta política española de esas expresiones la dio Valentín Andrés Álvarez, un importante economista que también había sido un literato e intelectual clave en el mundo vinculado a Ortega, y a la Revista de Occidente. En la Biblioteca de Santa Genoveva de París, siendo un buen matemático dedicado a la astronomía, descubrió, casualmente, la existencia del «Cours d´Economie Politique» de Pareto. Tras leerlo, le resultó apasionante, por haber hallado allí exactamente lo que éste había publicado en 1894 en el Giornale degli Economisti, titulado «Il massimo li utilità dato della libera concorrenza», que proporcionaba la base señalada, así, por Julio Segura, en su espléndido Estudio introductorio al «Manual de Economía Política» de Pareto, en el que ratificaba que «el máximo de utilidad en la libre competencia es el origen de la llamada Nueva economía del bienestar». Por esto, Schumpeter otorgó a Pareto el calificativo de santo patrón de la nueva economía del bienestar, más aún que del equilibrio general. Y a partir de ahí, se observa una fuerte orientación hacia la economía de Valentín Andrés Álvarez, acercándose hacia los economistas que constituían el grupo presidido por Flores de Lemus. Quizá fue para orientarlo, como consecuencia de su escasa preparación en matemáticas que, contrariamente a Valentín Andrés Álvarez, fue siempre muy débil. De todos modos, este último algo ayudó, y acentuó su preparación para optar a una cátedra universitaria de Economía Política.
En el año 1942, vacante esa cátedra en Oviedo, la consiguió, y prácticamente, a continuación, se integró en el grupo de economistas seleccionados por García Valdecasas, primer Director del Instituto de Estudios Políticos, para que, presididos por Carande, se agrupasen en la Sección de economía de esa entidad. Y casi inmediatamente llegó para huir de Hitler, incorporándose a ese Instituto el gran economista alemán Stackelberg, quien se dio rápida cuenta de que, en los planteamientos que efectuaban muchos de los miembros de esa Sección -según el relato que me efectuó uno de ellos, Piera Labra- no seguían sus desarrollos matemáticos; únicamente lo hacían Castañeda, Vergara Doncel y Valentín Andrés Álvarez. Eso, entre otras cosas, produjo un enlace entre éste y Stackelberg, quien observó que su línea de conducta estaba respaldada por el español, a partir de una publicación del Instituto donde Valentín Andrés Álvarez señalaba el interés que tenían las aportaciones efectuadas por Eucken. Esta influencia se desarrolló posteriormente con fuerza, y la muestra de ello es lo que Valentín Andrés Álvarez señalaría sobre su postura ante planteamientos de la economía de mercado en la, seguramente, última publicación antes de fallecer impresa en la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, en 1978: «No es cierto que la intervención y libertad sean incompatibles, por esencia»; por eso, Valentín Andrés Álvarez consideraba que era fundamental lograr «el engranaje natural entre libertad y responsabilidad, entre libertad económica y responsabilidad social».
Éstas fueron seguramente las últimas palabras escritas por parte de Valentín Andrés Álvarez; pero su peso inmediato se convirtió en fundamental para el amplio conjunto de personas elaboradoras de la Constitución de 1978. Y del texto de ella se desprende que no hay condenas a aportaciones como la de Mariana Mazzucato, expuestas en su obra «El Estado emprendedor». Al mismo tiempo, ello también se desprendía del curso dictado por Eucken en la Universidad Internacional «Menéndez Pelayo», en agosto de 1949, titulado «Política económica del “laissez faire”». Economía planificada. Orden de la competencia, y lo que en el prólogo publicado en 1962 señaló Ramón Trías Fargas sobre la importancia de Müller-Armack, seguidor de esas tesis de compatibilidad completa entre libertad económica y responsabilidad social, como gestoras de la política causante del impresionante avance que tendría lugar en la economía y en el bienestar social de Alemania. Naturalmente, todo ese complejo proceso de nuevos planteamientos, es lo que, en la Transición, movió a considerar que debiera ser la raíz del porvenir económico de España.

Juan Velarde Fuertes es economista y catedrático