Irene Montero

Dimita ya, jolines

En la práctica todos somos (en mayor o menor grado) machistas y esto incluye a Irene Montero, por la dificultad que supone sustraerse a la inercia de 300.000 años de conductas similares al machismo

Teóricamente todos somos feministas, o a menos la gran mayoría que maneja unos mínimos de sentido común. A los que dicen que no lo son habría que preguntarles qué problema tienen con la igualdad de derechos y oportunidades para la mujer, normalmente ninguno, de manera que también son feministas. Lo que ocurre es que en la práctica todos somos (en mayor o menor grado) machistas y esto incluye a Irene Montero, por la dificultad que supone sustraerse a la inercia de 300.000 años de conductas similares al machismo (aunque no se hubiera inventado). Baste un ligero análisis: si juzgáramos a Podemos bajo la idiosincrasia ultra feminista de Podemos, Pablo Iglesias caería inmediatamente.

El gabinete de la ministra de Igualdad dispone de 9 asesoras, que reciben un salario bruto total de 476.449 euros anuales. Muchas voces se preguntan para qué sirve ya que la mayor parte de sus leyes han fracasado antes de nacer debido a la ineptitud a la hora de redactarse o directamente porque son in-aprobables. Los españoles se preguntan a qué se dedica Montero además de tipificar como delitos de odio las miradas de los varones heterosexuales ya declarados culpables, sin previo juicio, del pecado original (esto es tan religioso) de ser más lascivos y agresivos que las mujeres.

Bien, quedamos en que los principios del feminismo son la justicia para todos y la oposición a la violencia y la discriminación, ¿no? Pues siento decirle, Montero, que pocas cositas ocultan un machismo tan despiadado como la prostitución o el aborto; por eso, entre otras cosas, las personas que esperan la igualdad y muchas feministas, como yo, preferimos al mando de su Ministerio una persona con mayores alcances morales e intelectuales.

La organización Confluencia Movimiento Feminista (CMF) hace un “balance negativo” de su primer año en el Ejecutivo y pide su cese. Alegan que es “incompetente”, contraria a la defensa de las mujeres y no comprenden cómo puede defender que el ejercicio de la prostitución (como el aborto, en mi opinión) es libertad.

Si mis hijas quisieran abortar, me gustaría saberlo para explicarles que la libertad nace del respeto a la vida; que los hijos (indeseados) no son el enemigo, porque los verdaderos enemigos de las mujeres son la falta de recursos y de apoyo provenientes de una sociedad insensible con nuestras necesidades y aspiraciones.

Querida Ministra, el feminismo es educación sexual e información sobre las alternativas no violentas a la maternidad; feminismo es asistencia psicológica, que las universidades apoyen a las madres, adopción, así como alojamiento, cuidado de los niños y ayuda económica para que las mujeres no elijan entre sacrificar sus carreras o a sus hijos. Feminismo es penalizar el acoso que sufre la mujer por el hecho de ser madre y el mobbing maternal.

Si mis hijas o hijos planearan un aborto, les explicaría que no es un Derecho porque de hecho lo es la preservación de esa vida.

Con respecto a la prostitución, ¿le suena de algo, señora Ministra, la Trata de personas (casi siempre mujeres)? En cualquier caso, aquí siguen unos datos ofrecidos por Eva Marquez quien trabaja contra la trata desde hace años en Diaconía:

España, al menos antes de la pandemia, se situaba como el TERCER país del mundo en consumo de prostitución después de Tailandia y Puerto Rico. Y el primero de Europa, junto con Italia, en tránsito y destino de esclavas del sexo víctimas de redes de trata.

Según fuentes de la policía y de otros organismos oficiales, el 90% de las mujeres que ejercen la prostitución en España lo hacen contra su voluntad, explotadas por proxenetas o mafias mediante amenazas, coacciones y vejaciones para pagar supuestas deudas imposibles de saldar: lo que van amortizando con sus servicios se va acrecentando porque les cobran vestuario, habitación, comida, artículos de higiene…. Para poder siquiera pensar en libertad, saldar sus deudas y marcharse deberían hacer jornadas de unas 20 horas siendo violadas una y otra vez por lo que su situación se cronifica y puede denominarse esclavitud.

Países como Alemania u Holanda son un ejemplo de fracaso donde la regularización sólo ha beneficiado a proxenetas y clientes y ha perjudicado de manera clamorosa a las prostitutas obligadas a ofrecer las condiciones estipuladas por los “empresarios” que exigen tarifas planas, atención 24 horas, etc. Los países que han legalizado la prostitución suponen un aumento constatado de la trata. Mientras que existen países abolicionistas (verdaderamente feministas) como Suecia y Francia que sancionan al cliente de la prostitución y tienen como objetivo acabar con ella.

Ministra Montero (espero que no por mucho tiempo) ¿De verdad piensa que una mujer libre crece aspirando a hacer carrera de fulana como pudiera ser camarera, periodista, community manager o encofradora? ¿considera usted que ser penetrada por donde sea es un buen trabajo donde realizarse y prosperar? ¿Esto es ejercer la libertad? ¿No será que a la madre que no tiene cómo alimentar a sus hijos y se prostituye para comprar comida la estamos considerando prostituta voluntaria?

Por otra parte, la que fue abusada de niña y nadie creyó y tiene la cabeza hecha papilla y decide ser escort y ahoga sus pensamientos comprando luivuitones… ¿también creemos que lo hace porque le gusta? ¿Cómo la denomina usted, Ministra? La viciosilla, ¿no?

Busquemos una mujer que haya crecido arropada bajo el apego seguro de su familia, en circunstancia de igualdad de oportunidades, valorada, motivada e informada que decida venderse. Y si encontramos el remoto, el caso insólito de la mujer que se pone a disposición de cualquiera porque le gusta (cosa que dudo) ¿Todos debemos legitimarlo? ¿Qué opina?

Y luego «la autodeterminación de género», una afirmación que no terminamos de ver las feministas, ¿Qué es entonces ser mujer Ministra Montero?