Vacunas

Vacuna o desastre

El coronavirus nos ha dejado los peores datos de paro desde 2012, y eso que la cifra no incluye a los cientos de miles de españoles que siguen en ERTE. En las últimas horas se nos han muerto otras 515 personas por culpa del bicho. La única solución a este desastre se llama vacuna. Lo estamos confirmando ya en España, con Pfizer: una sola inyección del fármaco reduce a la mitad los contagios. Y si hablamos de vacunas, nuestra gran esperanza se llama CSIC: la suya muestra un 100% de eficacia en ensayos con ratones. Esperamos, como agua de mayo, que comiencen las pruebas con humanos. Queda patente que, a pesar del presupuesto de chiste que manejan nuestros talentosos científicos, hay que invertir muchísimo más en I+D+I, hay apostar por esta riqueza patria que, además de inmunidad de rebaño, generaría puestos de trabajo y nos convertiría en un país de referencia, no solo por el turismo.

Una no sabe quién ha negociado peor, viendo el contencioso que mantiene estos días Bruselas con AstraZeneca. Independientemente de las malas artes de esta farmacéutica, las instituciones europeas hacen aguas cuando más se las necesita, por mucho que ahora prohíban que se exporten vacunas, si no se cumple antes con Europa. Se nos han adelantado varios meses en las compras los británicos, los estadounidenses, los israelíes.

Aquí nos iban a sobrar las dosis, pero hoy vemos las neveras vacías. Nos dijeron los expertos del Gobierno que la cepa británica apenas tendría repercusión, y ahora esperamos que sea la predominante en un par de meses. ¡Ya apareció la sudafricana, en Vigo!

Hasta hace dos días, los españoles éramos reacios a que nos inocularan el virus, y fíjate en los cientos de caraduras que se han colado en las listas. Es más, el último CIS apunta que más del 72% de la población estaría ahora dispuesta a vacunarse. Nuestras prioridades van mutando con la misma rapidez que el propio coronavirus. En este escenario de incertidumbre, asistimos a hechos políticos igualmente insólitos, como que VOX y Bildu salven in extremis al Gobierno, para que prospere su decreto del reparto de los fondos europeos. ¡Y atención a lo que nos queda por ver en Cataluña! En los mítines, con Junqueras y compañía. Eso lo dejamos para el viernes que viene.