Sociedad
Sociedad del aprendizaje
Uno de los principales aprendizajes de la vida es no sufrir inútilmente
Tuve la suerte de participar en el III Congreso de la Sociedad del Aprendizaje de Extremadura, celebrado en Mérida, para 1500 personas gracias a universo digital, con sus avatares, sus zonas de ocio, música, talleres, y las ponencias inspiradoras y transformadoras de varios ponentes acerca del liderazgo, valores, reilusionarse, activar la alegría, la humanización en la educación… con un mensaje más potente que nunca: comienza el cambio. Además es cada año conducido magistralmente por el campeón del mundo de ilusionismo, el gran mentalista, ilusionista, conferenciante, presentador… Jorge Luengo. Nos impresionó con su magia pero también con su capacidad de comunicar, hipnotizar, adivinar, sentido del humor, alegría… esto cobra más sentido cuando has perdido a tu mejor amigo hace apenas un mes, por la COVID-19, como es su caso.
Este III Congreso demuestra el compromiso por seguir cambiando nuestro entorno, pese a toda dificultad y adoptando las medidas sanitarias oportunas. Sabemos a ciencia cierta que los efectos del sufrimiento son tan devastadores que uno de los principales aprendizajes de la vida es aprender a no sufrir inútilmente. Hay que procurar ganar esta partida a nuestra mente. Evitemos que la vida sea un sufrimiento constante, porque siempre vamos a encontrar otro problema en el que cobijarnos y focalizar nuestra angustia.
De este congreso me quedo con muchos aprendizajes como que no somos dueños del planeta, que somos familia por una gran red de antepasados comunes, que cuando nos queremos, nos sacrificamos por los demás y somos imbatibles. Se llama amor y está presente en la evolución humana, como nos contó el paleontólogo Ignacio Martínez. Anne Igartiburu nos habló de la importancia de vivir en coherencia con nuestros valores. La doctora Carmen Alegría nos habló de la importancia de activar la alegría y que debería ser asignatura obligada en todos los colegios. El maestro Cesar Bona nos recordó que ser diferente es un valor, nunca un inconveniente. Y la extrema vivencia de Álvaro Vizcaíno, protagonista de la película «Solo», nos motivó para confiar en nuestra fuerza interior. Dicho queda.
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