Covid-19
La Virgen de Lourdes
Hoy 11 de febrero, el orbe católico celebra la «jornada del enfermo», y es una fecha idónea como vacuna para estos tiempos racionalistas, secularizados y, además, pandémicos. Así nos lo enseña la historia de Francia, la «fille aîné de l’eglise», –hija primogénita de la Iglesia–, que experimentó una transformación revolucionaria en su identidad histórica adquirida tras la conversión del Rey franco Clodoveo en 496. Pero la Francia del siglo XIX que había surgido de la Revolución, tras la derrota de Napoleón en Waterloo, vivirá una compleja transición del «Ancien Regim» al «ilustrado, democrático, moderno y republicano». Acudirá en su auxilio su patrona «Notre Dame», en una constelación de mariofanias a la largo del «Siglo de las Luces», entre las que destaca la que hoy celebramos: la Virgen de Lourdes, la Inmaculada Concepción. Su especial solicitud por los enfermos –que por millones peregrinan a bañarse en sus aguas– hace aconsejable acudir a su intercesión, como vacuna del cuerpo contra la pandemia.
Pero también como vacuna para el espíritu, en este tiempo racionalista, cientifista y descristianizado. Al elegir como instrumento para difundir su mensaje a Bernadette Souvirous, una muchachita pobre, humilde y desheredada de la tierra, confunde a los poderosos. Toda una lección para la sabiduría humana y la razón, nueva diosa de nuestros tiempos, cuando se cumple un año de la andadura de la eutanasia en el Congreso. Acompañen a la vacuna de Pfizer, Moderna, Sputnik, AstraZeneca...., la «vacuna» de Lourdes: no son incompatibles, sino complementarias.
✕
Accede a tu cuenta para comentar