Coronavirus

Negacionistas

La COVID-19 se ha convertido en el último fenómeno que muchos aprovechan para exhibir su negacionismo.

Qué peligro tienen algunos cuando se les pone una cámara y un micrófono delante. Cuando menos te lo esperas, te pueden llegar a negar que la Tierra sea redonda, que el hombre haya pisado la Luna, el problema del cambio climático o el horror del Holocausto. La COVID-19 se ha convertido en el último fenómeno que muchos aprovechan para exhibir su negacionismo. Hay quienes creen ver decorados de televisión en vez de hospitales, y llegan a acosar y amenazar a los pobres dueños de esas empresas (lo hemos visto y contado). Otros aprovechan sus clases, como la profesora recién denunciada en Santiago de Compostela, para introducir a los alumnos en teorías conspiranoicas del estilo “las mascarillas no sirven, el virus se creó en un laboratorio” o “las vacunas son peligrosas”. Y hay otro grupo aún más peligroso, el de las celebridades, porque sus opiniones se oyen, se piensan, influyen millones de personas que solo se informan a través de redes sociales salpicadas de noticias falsas.

Mirando el panorama patrio, ahí tenemos a Miguel Bosé y ahora a Victoria Abril, excelente actriz y, sin embargo, perdida también en el abismo de las tesis surrealistas, pensando que estamos inmersos todos en un thriller pandémico tipo Matrix, en el que nada es lo que parece.

Podría haberse guardado sus ideas, pero no: aprovechó el marco de los Premios Feroz para despacharse a gusto, poniendo en un aprieto a los organizadores. Sin mascarilla, enfadada con el mundo. Dice que lleva un año callada y no puede más, que somos todos cobayas... ¡Acabáramos!

De todos modos, lo suyo tiene un rápido remedio: llevarla a una UCI cualquiera, o a pasar un día con los empleados de una funeraria, o a hacer guardias con sanitarios. O quizá bastaría con concertarle una charla sosegada con esos familiares de nuestros amigos fallecidos por culpa del bicho.

Si Victoria Abril siguiera en España el próximo 8M, quizá la veríamos manifestarse junto a los que ese día reivindiquen la causa, que espero sean pocos, por el bien común. La que aquí te escribe es feminista como la que más, pero se quiere un poquito. Sabemos expresarnos de muchas maneras pero, como bien sentenció la ministra de Sanidad, “no ha lugar” en la calle. Por mucho que Pablo Echenique la ignore.