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Geología
Este lago tiene 15 millones de años y ningún ser humano se ha sumergido en él
A pesar de estar en nuestro planeta y tener el tamaño de la Comunidad de Madrid, su exploración es imposible. Por ahora.

Bajo más de 3.700 metros de hielo, en el corazón de la Antártida, existe un lago del tamaño de un gran lago continental: Vostok. Oculto bajo la capa de hielo del antártico, su agua ha estado aislada de la superficie durante decenas de millones de años. Es un archivo de climas pasados, un laboratorio natural de extremos y, probablemente, un reservorio de formas de vida que nunca han visto la luz del sol. Y, pese a los esfuerzos científicos, nadie se ha sumergido en sus aguas.
La existencia de agua líquida bajo el hielo antártico fue sugerida desde mediados del siglo XX por geólogos y glaciólogos que interpretaron sondeos sísmicos. En la región del actual Vostok, las primeras pistas vinieron de mediciones soviéticas en los años 50 y 60. Esos datos, sumados a observaciones posteriores por radar y altimetría por satélite, permitieron mapear el gran reservorio subglacial que se dio a conocer formalmente en la década de 1990.
¿Por qué puede existir agua líquida bajo kilómetros de hielo, donde las temperaturas superficiales son las más bajas de la Tierra? La respuesta combina presión (que baja el punto de congelación), un flujo de calor desde el interior de la Tierra y el espesor de la capa de hielo que genera fricción y fusión basal. Bajo estas condiciones, el hielo puede fundirse en su base y crear cavidades de agua interconectadas: Vostok es la más grande conocida.Estimaciones basadas en geofísica sitúan su longitud en cientos de kilómetros y su profundidad en cientos de metros, con volúmenes enormes que lo acercan a los lagos más grandes del planeta por tamaño, aunque en un contexto enteramente distinto. Esto hace que se encuentre entre los 15 lagos más grandes del mundo, muy cerca del tamaño de la Comunidad de Madrid.
Las simulaciones paleoclimáticas y las mediciones del hielo sobre el lago sugieren que Vostok podría haber estado aislado del resto del mundo durante decenas de millones de años, al menos 15 millones de años de aislamiento continuo: el lago representa un ecosistema potencialmente antiguo y distinto al de la superficie.
Aunque nadie ha navegado por Vostok, sí se han analizado muestras indirectas: el hielo de acreción (capas de hielo que se forman por recongelación de agua del lago adherida a la base del hielo superior) fue recuperado en perforaciones. Estudios genómicos y metagenómicos de ese hielo han encontrado secuencias de ADN y ARN que sugieren la presencia de comunidades microbianas, bacterias y hongos, adaptadas a condiciones extremas (baja temperatura, alta presión, oscuridad y altas concentraciones de gases disueltos). Esos resultados no prueban la abundancia ni la ecología completa del lago, pero sí indican que no es estéril y que puede albergar formas de vida extrema.
En 2012 un equipo ruso instaló el taladro que alcanzó la superficie del lago; la perforación fue seguida con extrema cautela para evitar contaminar un ambiente potencialmente prístino. Cuando la columna de hielo fue perforada, el agua del lago “inundó” parte del pozo y luego se congeló, formando hielo de acumulación en el taladro. Los equipos analizaron ese hielo congelado; pero las operaciones se detuvieron antes de enviar robots, sondas o humanos al agua por razones ambientales y técnicas: la comunidad científica internacional impone protocolos estrictos para evitar la contaminación biológica o química de ese ecosistema fechado por millones de años.
Las razones para no “sumergirse” son sólidas y éticas: introducir sondas sin controles podría trasladar microbios modernos o contaminantes (lubricantes, combustibles de perforación) a un entorno que ha evolucionado aislado. Además, la física del acceso (presión, temperatura, recirculación del hielo) y el coste logístico hacen que una exploración limpia y segura sea extremadamente compleja. Por eso, aunque se han recogido muestras indirectas y se diseñan planos de muestreo remoto, no hay inmersiones humanas ni robots libres navegando en Vostok aún.
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