Ciudadanos

El obituario de Ciudadanos

La reacción de Arrimadas a lo sucedido en Murcia se ha deslizado entre la rabia y la preocupación por las consecuencias.

La moción de censura fue concebida por la dirección naranja más como una campaña de Marketing dirigida a proyectar una imagen más moderada que como resultado de una reflexión ideológica sesuda. El resultado ha sido que están a un palmo de ser residuales.

Todo les ha salido mal y no es atribuible a la mala suerte. En su momento, Ciudadanos se lo jugó a la foto de Colón, decidió escorarse a la derecha y lo escenificó en el pacto de Andalucía con PP y Vox.

A partir de ahí, cualquier movimiento a la izquierda no hace sino confundir a su electorado. No se puede querer ser coherente y creíble cuando se pacta con el PP en algunos sitios y se intenta hacer lo mismo con el PSOE en otros.

Ciudadanos es un partido político poco previsible y darles el voto es darles un cheque en blanco para que, en función de sus intereses personales, apoyen a Sánchez o a Casado.

Por otra parte, el berrinche que se ha llevado por los tránsfugas murcianos y el furibundo ataque a los populares asegurando que ha habido compra de votos se le ha vuelto en su contra.

Es un boomerang con los bordes afilados, porque cuando acude a unas elecciones y presenta una lista electoral, es la dirección la que garantiza y avala a todos los componentes de la candidatura, por tanto, si los diputados se transfugan hay que pedir explicaciones a quién los puso. No hay más responsables que Arrimadas y su equipo.

Se han realizado muchos paralelismos entre el tamayazo de Madrid y el caso de Murcia. El asunto de Tamayo y Saez lastró al PSOE durante muchos años. En aquel asunto, el PP no perdió votantes, los perdió el PSOE porque no perdonaron a Simancas que incluyese en su lista a semejantes personas y pidiese el voto para ellos.

Cuando Arrimadas tacha de corruptos a los populares y alude al caso Bárcenas, olvida explicar porqué mantiene gobierno de coalición en Andalucía o en Castilla y León. Una posición coherente sería romper todos los gobiernos, pero es más útil sacar el máximo de cada sitio.

El PP ha sido más listo y lleva semanas pescando en aguas naranjas. No ha tirado las redes a sus votantes, lo ha hecho a sus cargos públicos y dirigentes, con el ingreso masivo de dirigentes y militantes de Ciudadanos en el PP, los votos en las urnas vendrán detrás.

Lo que no consiga el PP lo arrebatará el PSOE y dentro de unos años nadie se acordará ni de Ciudadanos, ni de Arrimadas, como ya nadie recuerda a UPyD ni a Rosa Díez.

Los naranjas acumularon mucho más capital político que los de UPyD, por eso la caída es mayor. El balance es demoledor, división interna, incoherencia y ansia desmesurada por los cargos, será difícil encontrar loas para el obituario.