España
Las campanas de la España vaciada
En Sarnago no sonarán mañana las campanas. Desde que se derrumbó la torre descansan en el suelo del «cuartecillo» debajo del Ayuntamiento, donde se ponía el baile
Mañana, 31 de marzo, Miércoles Santo, a las 12, en todos los campanarios de Soria, hasta en las últimas aldeas, sonarán las campanas. No es un alegre repique por haberse acabado la pandemia. Si fuera por la peste, tendrían que doblar a muerto. Tampoco se trata de un rito sonoro de esta peculiar Semana Santa silenciosa, sin procesiones, sin movilidad y en estado de alarma, antes de que el jueves enmudezcan respetuosamente los campanarios, como es tradición, hasta el Gloria de la vigilia pascual. Este general volteo de campanas tiene que ver con la España vaciada. Es un recordatorio a los poderes públicos, una queja sonora, civilizada, una manera cristiana, sin quemar contenedores, de despertar la conciencia cívica para que las autoridades se pongan las pilas y se ocupen de una vez del principal problema que tiene España, mucho más grave que el de Cataluña, el de Iker Casillas o el de Rociito (o como se llame): la desvertebración territorial, la despoblación, la muerte de los pueblos y el abandono del mundo rural. Se voltean las campanas en la provincia más despoblada de España para conmemorar el segundo aniversario de la grandiosa manifestación del mundo rural en Madrid, aquella mañana lluviosa e inolvidable de primavera. Dos años después, todo sigue, más o menos, igual. «¡O peor!», te dicen los de «Soria ¡Ya!». La covid ha castigado con especial saña a las regiones más envejecidas y menos equipadas sanitariamente. Siempre las mismas. Lo de las campanas es una iniciativa del Obispado, un llamamiento a las Administraciones, bajo los principios de igualdad y solidaridad, a que pongan los medios para que la España vaciada «salga progresivamente de la postración socio-económica en que se encuentra y pueda mirar el futuro con esperanza». Suenan las campanas de la España vaciada cuando el Gobierno anuncia un «Plan de Medidas ante el Reto Demográfico», que incluye más de diez mil millones de euros «para luchar contra la despoblación y garantizar la cohesión territorial y social». Eso dice el comunicado oficial. A ver si esta vez las promesas oficiales van a misa.
En Sarnago no sonarán mañana las campanas. Desde que se derrumbó la torre descansan en el suelo del «cuartecillo» debajo del Ayuntamiento, donde se ponía el baile. Hispania Nostra acaba de incluir la iglesia de San Bartolomé de mi pueblo en la lista roja del Patrimonio por su estado de ruina.
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