Elecciones autonómicas

Diputada 29, diputado 38

«Las listas electorales están repletas de desconocidos para la mayoría de los votantes»

Alberto Ruíz Gallardón lo intentó cuando era presidente de la Comunidad de Madrid. Barajó la idea de un cambio de sistema electoral. Sugería el mayoritario de distrito uninominal. Es decir, se divide el territorio en tantas circunscripciones –en este caso, 136– como escaños del Parlamento y en cada una se elige a un diputado, el que más votos obtenga en su distrito. Claro y sencillo. Cada candidato, por supuesto, debe dar la cara ante su electorado y hacer campaña en su zona. Es el sistema utilizado, por ejemplo, en Estados Unidos y el Reino Unido y también en Francia, aunque en el caso francés es a dos vueltas. La obsesión proporcional de la izquierda y el egoísmo centralista de la dirección de todos los partidos –temerosa de perder poder– impidieron que el proyecto de Gallardón llegara ni tan siquiera a discutirse. Ahora, en Madrid se presentan listas con 136 candidatos cada una, integradas por personajes –todos muy respetables, por supuesto, y valiosos– pero desconocidos para la inmensa mayoría de votantes y uno de cuyos méritos es la fidelidad a la dirección de cada partido.

Enrique Rico y María Carmen López son los candidatos número 28 y 29 de la lista del PSOE a la Comunidad de Madrid que encabeza Ángel Gabilondo. José Virgilio Menéndez y Ana Dávila ocupan los puestos 38 y 39 de la candidatura del PP que lidera Isabel Díaz Ayuso. Los cuatro, salvo cataclismo, serán elegidos –y ya lo saben– el 4 de mayo. Nadie duda de su valía, ni de la del resto de candidatos, pero es improbable que figuren en la mente de algún votante, salvo los más cercanos personal y profesionalmente. Obtendrán su escaño elegidos, cooptados, por su partido, no por los votantes. Tampoco responderán ante los electores sino ante la dirección de su formación política y, por eso, no actuarán igual que si tuvieran que ganarse el puesto en su distrito. Todo legal, legítimo y democrático –hay opciones más democráticas– pero muy alejado de los ciudadanos. Hay otras fórmulas, pero los jefes de todos los partidos prefieren designar en un despacho quienes serán elegidos, incluidos la diputada 29 y el diputados 38.