Economía
Una conducta económica ortodoxa
Desde el punto de vista del análisis económico, hay que calificar como excelente la conducta seguida hasta ahora por el Gobierno de Isabel Díaz Ayuso
Ante una realidad política, económica y cultural como es la capital de España, impresiona de qué manera ha acabado constituyendo un conjunto, en mil sentidos, impresionante, expansionándose su contorno inicial hasta lo que ahora es la Comunidad Autónoma de Madrid. Este encaje íntimo está originado por una acumulación extraordinaria del sector económico de los servicios. Por ello, como se ha analizado en multitud de trabajos macroeconómicos, la política económica tiene que ser, en esas concretas realidades, especialmente hábil, porque, cuando surgen crisis económicas, el impacto en dicho sector es especialmente fuerte. Y esta realidad concreta que tiene Madrid y todo su entorno se corresponde, a la perfección, con las características que se ofrecen en la excelente aportación de Christaller, en su artículo Die Zentralen Orte in Süddeutschland (Jena,1933, pag.149), donde se plantea, con claridad, el conjunto de consecuencias positivas derivadas de la centralidad de los servicios, que es la razón de un desarrollo económico considerable.
En el caso de Madrid, eso es clarísimo. La decisión de Felipe II generó que surgiesen notables servicios políticos; pero más adelante, Campomanes, en tiempo de Carlos III, convirtió a Madrid, para siempre, en el centro de los servicios de transportes y comunicaciones de España, de tal modo que actualmente, eso lo percibimos con sólo mencionar el nombre de Barajas o incluso el lugar donde se encuentra el control de los satélites esenciales para las comunicaciones.
Pero los servicios políticos y de trasportes y comunicaciones tienen dos consecuencias. Por una parte, pasan a generar la aparición de un gran centro de enseñanzas e investigación; y por otro lado, se deriva el fenómeno, iniciado en el siglo XIX, de ser Madrid el centro español financiero por excelencia. Hay que subrayar que todo ese conjunto de servicios generaba avances que atraían y exigían una llegada de población activa creciente, que, a su vez, provocaba el auge de la industria de la construcción y un auge colosal de los servicios comerciales. No es necesario ampliar con nombres todos estos datos, pero basta con mencionar que el conjunto inicial de realidades bancarias y sus tensiones están detrás de la aparición del Barrio de Salamanca, y así, sucesivamente.
La estructura económica madrileña, justamente por esas características, pasa a ser muy delicada y crea en su entorno algo que debe tener una estructura política especial. Precisamente por ello, cuando RamónTamames pasó a integrarse en el Ayuntamiento de Madrid, en los tiempos de Tierno Galván como Alcalde, me indicó que la zona urbana madrileña exigía estar directamente orientada, en lo político, con todo su entorno. Eso yo, años después, lo desarrollé en mi artículo Ciudad, Región y Regionalismo: Una visión económica, que publiqué en Ciudad y Territorio. Revista de Ciencia Urbana, abril-junio de 1973, y de ahí se desprendía la necesidad de que era preciso, no sólo actuar con rectitud en cada uno de esos servicios en el ámbito municipal, sino también hacerlo en un conjunto regional, y todo ello procurando que el panorama fiscal fuese el adecuado, para evitar el riesgo citado, en caso de una crisis. La magnitud del PIB madrileño, entendiendo que es el de toda la Comunidad, si se actuaba deficientemente, era capaz de ampliar su ruina y la ruina general de España.
Precisamente, esta situación alarmante nacería, si se adoptase la idea de que, por el alto nivel de renta creado, se subieran extraordinariamente los impuestos, encubriéndose este argumento, bajo el manto de que así surgirían posibilidades muy sociales de redistribución de la renta, y de igualación con otras regiones españolas.
Tal idea es absolutamente desconocedora de algo que se expone en cualquier tratado actual de macroeconomía. Me refiero a la curva de laffer, que muestra que, a partir de cierto nivel de crecimiento impositivo, cae espectacularmente la actividad productiva, lo que provoca que también lo haga el rendimiento fiscal, con lo que nace una realidad contraria a lo que se quería obtener.
Por eso, la línea seguida, en el conjunto de la Comunidad de Madrid, durante el Gobierno presidido por Isabel Díaz Ayuso, separándose radicalmente de la idea de subir la carga impositiva, ha impulsado, con mucha fuerza, a todo el conjunto de la Comunidad, lo que, a su vez, contribuyó de forma notable, a esquivar bastante, como sucede ahora, la crisis económica, y, por otra parte, ayudó a impulsar al conjunto del resto de la economía española. Por eso, desde el punto de vista del análisis económico, hay que calificar como excelente la conducta seguida hasta ahora por el Gobierno de Isabel Díaz Ayuso.
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