Opinión

Distopia 2050 o el futuro deseable, obligatorio

Dicen que por primera vez en la historia el cociente intelectual está bajando, que los hijos tienen menos CI que sus progenitores. A veces pienso que dentro de pocos años sólo quedarán tontos o cínicos

Hablar de España 2050 es como hablar de 2075 o de 2100 en este momento de incertidumbre y descontrol sanitario, económico, social y político, una nueva cortina de humo de Sánchez, ante su pérdida de imagen y credibilidad cabalgantes. Otro evento, grandilocuente y teatral que sólo se sustenta en un ejercicio de afirmaciones hueras, en el apoyo de muchos desahogados (enchufados y subvencionados) y algunos inocentes.

Para los ingenuos que se adhieren dogmáticamente a la última burla (porque viene del subestimarnos) de Iván Redondo, la propaganda hoy como siempre juega un papel estructural, un alimento ponzoñoso y alucinógeno para nutrir la sensibilidad del necio y engancharlo. De este modo, con un menú adecuado de lenguaje tecnócrata y cursi es fácil atomizar una sociedad obtusa en grupos aún más controlables y manipulables.

Por otra parte, son miles los “agradecidos” que saben que su puesto de trabajo depende del gobierno, de modo que tienen que apoyarlos por una cuestión de supervivencia (el presente gobierno cuenta con el mayor número de puestos a dedo de la historia de la democracia).

España 2050, 2060, 2085… nos marca el canon de lo bueno e indiscutible de aquí las próximas décadas. Pese a que el firmante, el Presidente del Gobierno, Pedro Sanchez, aún no sabe lo que hará con Ceuta, Melilla, ni con la crisis Covid 19, ni con el paro, ni siquiera con la violencia de género (aunque es muy bueno y ha llamado a Rociito), España 2050 marca despóticamente la agenda de pensamiento de lo que consideran “el progreso” y a la que hay que sumarse, para no quedar fuera “del consenso”. Esto es “ciencia”, dicen… pero al leer sus páginas sólo encontraremos un documento de partido.

No sé a dónde nos dirigimos, pero en el mandato socialpodemita se han sucedido una serie de cambios y medidas que desde el buenismo no han hecho otra cosa que coartar nuestras libertades.

Dicen que por primera vez en la historia el cociente intelectual está bajando, que los hijos tienen menos CI que sus progenitores. A veces pienso que dentro de pocos años sólo quedarán tontos o cínicos, que obligatoriamente tendrán que “cogérsela con papel de fumar”…

A todo esto, amigues, ¿saben de dónde viene la expresión “cogérsela con papel de fumar”? ¿qué es lo que uno ha de cogerse? ¿el miembro viril metafóricamente hablando? ¿o sea el pene? ¿pero por qué se la tiene uno que coger con papel de fumar?

Continuemos, PSOE 2050 propone controlar, no ya lo que hacemos sino lo que pensamos. Estoy segura, en el futuro anhelado por estos antiliberales, todos nuestros wasaps serán estudiados, sojuzgados: no existirá la vida privada ni tendremos derecho a la intimidad de nuestras casas, ni siquiera dentro de nuestras cabezas.

En 2050, de seguir por este camino, la ideología de género, será elevada a todos los aspectos de la vida, ser hombre o mujer estará ilegalizado y no tendremos derecho a la memoria histórica para lo que con totalitaria eficiencia se destruirán los libros y documentos que nos recuerden que alguna vez hombres y mujeres gozamos de ciertas cotas de libertad.

Por supuesto, se desarrollarán las oportunas adaptaciones del lenguaje; ya no se hablará de razas, ni de niños o niñas. Se nos impondrá la neo lengua, basándose en el principio de que lo que no forma parte del vocabulario legal, no puede ser pensado y la ubicua policía del pensamiento practicará la vigilancia masiva y la represión política y social.

En la distopia que imaginan para la ESPAÑA de las próximas décadas casi con certeza se aceptará que ser varón o hembra es un constructo ideológico artificial y que hay que revertirlo, la heterosexualidad será un trasunto cultural abominable y para igualarnos a todos se les suministrará progesterona y oxitocina a los hombres y a las mujeres testosterona y vasopresina.

El matrimonio como institución será anulado y prohibido y dará paso a una nueva asociación formada por cuantas personas o animales deseen incorporarse a ella. El antiespecismo campará en el mundo y nos alimentaremos de piensos, porque nadie volverá a comer carne (excepto los pocos que puedan pagar sus altísimos gravámenes), ni pescado, ni huevos (las gallinas sólo se relacionarán con los gallos de su agrado cuando lo deseen).

Ya no tendremos propiedades ni autonomía económica. Viviremos en pequeñas madrigueras autoabastecidas de energía renovable donde, no pondremos ni la calefacción ni el aire acondicionado. No compraremos nada nunca y vestiremos idénticos uniformes hasta que se desgarren y los sustituyamos por otros similares.

Se acabará la cosmética, el jabón, las bañeras e incluso las duchas serán vedadas; la industria de la moda y la decoración desaparecerán porque en la nueva era no tendrán sentido los ornamentos ni los gastos innecesarios de energía ni mucho menos los alardes de nada distinto de la virtud ecologista y el estoicismo.

Las actividades intelectuales serán aniquiladas y condenadas; se nos impondrán penas griegas a los periodistas, escritores, tertulianos y a cualquiera que se manifieste libremente. Decapitarnos profesionalmente no será suficiente y comenzaremos a ser objeto de los castigos ejemplarizantes del mundo clásico: beberemos cicuta como Sócrates o se nos condenará al ostracismo.

En la nueva era solo trabajarán fuera de casa los ciudadanos de sexo masculino para reducir los transportes y las emisiones contaminantes; los ciudadanos de sexo femenino amamantarán a los niños hasta la pubertad para ahorrar en agua y productos de proximidad. El parto será obligatorio como en la Rumanía de Ceauçescu, pero esta vez sin anestesia….