Pedro Sánchez
Un regalo a Sánchez
Si ya es lamentable que ni siquiera en plena pandemia puedan alcanzarse pactos de Estado entre el Gobierno y la oposición –en este caso por estar Sánchez maniatado por sus socios que tienen por objetivo político destruir al mismo Estado–, es un disparate total que los dos partidos de la oposición, PP y Vox, estén como el perro y el gato rompiendo relaciones entre sí.
Desde que Casado convirtió la moción de censura a Sánchez en una censura a Abascal y a Vox, se ha quebrado el vínculo de confianza y respeto mutuo existente entre ellos. Desde luego que Sánchez no podía tener mejor regalo de vacaciones que este espectáculo público entre la única oposición real y potencial a su Gobierno existente en estos momentos en España.
Pareciera que ahora el adversario de la oposición no es Sánchez, sino el que limita el monopolio respectivo de la representación política del espacio del centroderecha a nivel nacional. Sería bueno que llegaran a la convicción de que el voto es de los ciudadanos y no de los partidos, y que el voto «cautivo» es cada vez menos preso del pasado, de promesas y discursos; perteneciendo a realidades concretas y a posiciones claras en cuestiones fundamentales para el electorado.
Que una ciudad española declare persona «non grata» al líder del partido más votado en la localidad, y socio necesario para gobernar en numerosos ayuntamientos y CCAA, e indispensable para hacerlo en España, es peor que un crimen, como diría Talleyrand: es un inmenso error.
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