España

Cien años de la gesta del Alcántara

El diario inglés The Times, en un artículo publicado el 22 de agosto de 1921, calificó las cargas del Regimiento Alcántara como épicas.

En este mes de julio de 2021 se han cumplido cien años de la gesta del Regimiento de Caballería Alcántara, en la que protegió ejemplarmente la retirada de Annual, bajo las órdenes del teniente coronel de Caballería Don Fernando Primo de Rivera y Orbaneja. Todos los historiadores del Desastre de Annual reconocen que en aquella tragedia hubo una unidad militar, el Alcántara, que cumplió con brillantez su misión de protección de la retirada del resto de fuerzas propias. El teniente coronel Primo de Rivera perdió la vida junto con la inmensa mayoría de los miembros de su regimiento y, hasta el último momento, estuvo al frente de su unidad ejerciendo el mando de manera ejemplar.

El Protectorado de Marruecos se remonta a 1912, en unos tiempos, sobre todo desde la Conferencia de Berlín de 1885, que fueron de gran expansión colonial. La frustración nacional que existía por la pérdida de Cuba, Puerto Rico y Filipinas, quiso superarse, con el Protectorado de Marruecos y, además, Inglaterra no quería tener a Francia frente a Gibraltar, prefiriendo la presencia de España.

El desastre de Annual no fue solo un desastre militar, sino una auténtica tragedia nacional, especialmente de sus dirigentes. Era evidente que la inestabilidad política de la época no era la propicia para tutelar un Protectorado, y hasta cinco ministerios tenían competencias sobre él. La descoordinación y el caos estaban asegurados. Por otro lado, el Ejército no fue dotado de los medios materiales y humanos necesarios para emprender la acción en el Protectorado con las suficientes garantías de éxito. Si los errores políticos fueron graves, los errores militares no se quedaron atrás, que sumados ambos, nos llevaron al desastre.

El fracaso fue generalizado, aunque no exentos de heroicidades individuales, pero en las mayorías de las ocasiones, auténticas derrotas, en algunos casos, vergonzosas defecciones. Tan solo mantiene el tipo el Regimiento de Caballería Alcántara y algunas otras pocas unidades. El Alcántara, sin embargo, como tal unidad orgánica desapareció, fue aniquilado, destruido, destrozado en el cumplimiento de su deber después de un memorable e interminable día del 23 de julio, donde se perdió la cuenta de las cargas realizadas y donde se terminó combatiendo a pie por pérdida de los caballos reventados por el esfuerzo o por los disparos de los rifeños. El diario inglés The Times, en un artículo publicado el 22 de agosto de 1921, calificó las cargas del Regimiento Alcántara como épicas.

Resulta doloroso comprobar que en España se conozcan más las dudosas gestas de la Caballería extranjera que las heroicidades de la propia. Como ejemplos señalaré la Carga de la Brigada Ligera en Balaclava y la batalla de Little Big Horn del Séptimo de Caballería, al mando del teniente coronel Custer. Entristece aun más, cuando se constata que dichas acciones fueron de muy dudosa ortodoxia militar, cuando no, trágicos errores de inexpertos e incapaces jefes militares como Lord Cardigan y Lord Lucan. Son bien conocidos los errores del impulsivo Custer.

Sin embargo, es unánime la favorable crítica de la acción del Regimiento de Caballería Alcántara y de su teniente coronel: un sacrificio ejemplar extraordinariamente realizado. Una heroicidad conscientemente ejecutada y magníficamente dirigida. El sacrificio del Regimiento Alcántara llegó al extremo de sufrir un número de bajas superior al 90% del total del regimiento, siendo el porcentaje más alto jamás conocido de un regimiento de Caballería europeo. De 33 jefes y oficiales solo sobrevivieron 7, y únicamente, uno ileso. De 24 suboficiales murieron 20, de 67 cabos únicamente se salvaron 9, y así, en todos los empleos. Se da la circunstancia que el porcentaje de bajas de jefes y oficiales fue superior al de la tropa, lo que acredita que los mandos del Alcántara lucharon al frente de sus subordinados, dando ejemplo con su conducta.

Don Fernando Primo de Rivera y Orbaneja, ingresó en la Academia de Caballería en 1898, completando su formación en la prestigiosa Academia de Caballería francesa de Saumur. Con fama de educado y culto, supo mandar ejemplarmente el regimiento Alcántara en los sucesos de Annual. Murió en Monte Arruit a causa de las heridas sufridas, teniendo que amputársele el brazo derecho sin anestesia, que no había, falleciendo poco después a causa de la gangrena. Durante el asedio se comportó ejemplarmente, constituyéndose en el alma de la defensa, hecho acreditado por numerosos testimonios. Savater define como héroe a quien logra combinar la acción y la excelencia. Primo de Rivera encaja a la perfección en esa categoría.

Por estos hechos heroicos, al teniente coronel Primo de Rivera, se le impuso en 1923, la Cruz Laureada a título póstumo y, por su parte, al Regimiento de Caballería Alcántara no se le concedió hasta 2012 la Cruz Laureada Colectiva, con un injustificable retraso de 90 años.

Esta gesta del Alcántara, aunque exitosa hasta su exterminio, se encuentra impregnada de esa extraña combinación de gloria y fracaso, o mejor dicho, de gloria en el fracaso, que al parecer es consustancial con nuestro ser histórico como españoles, según escribió en su día Francisco de Ayala, y así lo expresó, Alfonso XIII en el acto de imposición de la laureada al teniente coronel Primo de Rivera: «En Annual, no fue todo desastre, no fue todo derrota; lo dicen los restos laureados de D. Fernando Primo de Rivera, el héroe de una derrota».