Luis María Anson

Canela Fina | Sánchez, Marruecos y Afganistán

El discurso del Rey de Marruecos y la conversación con Biden constituyen dos éxitos de Sánchez en la última semana

Sin la libertad para elogiar, la crítica carece de eficacia. Pedro Sánchez y su ministra de Exteriores, a la grupa del desbocado caballo podemita, cometieron el error, inmenso error, de engañar a Marruecos y golpearle donde más le puede doler, al amparar en España al líder del Polisario, Brahim Gali. Fue una decisión frentepopulista que encendió a un complicado vecino con el que España no debe enfrentarse y que reaccionó de forma desmesurada e inaceptable. Por fortuna las acertadas gestiones subterráneas de Bolaños y varios diplomáticos, así como el buen sentido del Rey de Marruecos, han enderezado los renglones torcidos. Pedro Sánchez se dio cuenta a tiempo del disparate cometido. Y las palabras del Monarca marroquí la semana pasada constituyen un éxito para el presidente español. No reconocerlo así significaría perder el sentido de la objetividad.

En Afganistán, la contribución de nuestras Fuerzas Armadas al empeño de la OTAN se ha saldado con la cifra atroz de 104 militares españoles muertos. La derrota de Occidente no es culpa del Gobierno sanchista sino de un presidente estadounidense melifluo, de un débil anciano que no quiere pagar el costo de mantener la pax americana en el mundo y que ha desvertebrado el imperio regido desde la Casa Blanca. La estupidez de su entorno ha llegado a no citar el nombre de España al agradecer los servicios prestados a Estados Unidos por sus aliados cuando nuestra nación ha contribuido durante veinte años con la calidad de sus militares profesionales y la sangre de sus soldados. Advertido tarde de que Estados Unidos dispone en España de dos bases imprescindibles, Rota y Morón, Joe Biden ha llamado a Sánchez y ha mantenido con él una conversación moderadamente extensa para concordar una acción conjunta sobre el éxodo afgano. Tras el vergonzoso ridículo internacional del paseo de 29 segundos de Sánchez tirando de la levita al presidente estadounidense, me aseguran que Bolaños es el artífice del cambio al conseguir la atención y las disculpas del presidente americano, lo que constituye un segundo éxito internacional de Sánchez. La objetividad periodística exige reconocerlo así, sin olvidar la certera gestión de Margarita Robles en la evacuación de españoles y afganos amigos.

Luis María Anson, de la Real Academia Española