Opinión

¿Quién tiene que pedir perdón?

AMLO debería pedir perdón públicamente. Falta una voz de España rotunda y oficial que defienda la verdad histórica de nuestra obra evangelizadora americana

En Hispanoamérica el indigenismo está tomando el relevo del comunismo como ideología, inspirado por el Foro de São Paulo en su versión actual radicado en México como Foro de Puebla. Que en Puebla, anteriormente denominada Puebla de los Ángeles, se promueva esa política alentada por su presidente AMLO, es una clara muestra de la radical falsificación de la verdadera historia de la conquista y evangelización hispana de América, en lo que constituye el último y actual capítulo de la Leyenda negra.

Precisamente en Puebla está la primera biblioteca pública de la que se tiene conocimiento en aquellas tierras. El que fuera Obispo y Virrey de la Nueva España, el hoy beato Juan de Palafox, fue su promotor y el gran protector de los indios, impulsando numerosas escuelas y casas de acogida para las mujeres indígenas necesitadas. También introdujo el uso de sus lenguas en el seminario, promoviendo numerosas vocaciones entre ellos.

Palafox dirigió un Memorial al Rey Felipe IV, «De la naturaleza y virtudes del indio», que constituye el documento donde se plasma su labor en favor de ellos en la Nueva España, y su escrupulosa aplicación de las leyes emanadas del Consejo de Indias, que encontraron no pocos detractores y obstáculos para su correcta aplicación en aquellos tiempos de la primera mitad del siglo XVII. «Porque los virreyes, por muy despiertos que sean en el cuidado de su ocupación, no pueden llegar a comprender lo que padecen los indios... tarde y muy templadas llegan a ellos sus quejas».

Es revelador cómo sobre la lápida de su vacía tumba en la maravillosa catedral poblana, culminada y consagrada por él –sus restos yacen en la no menos espléndida Catedral de El Burgo de Osma–, todavía hoy en día numerosos indígenas poblanos depositan flores en homenaje de gratitud a quien es su gran valedor y defensor.

Es preciso remarcar que desde el codicilio del testamento de la Reina Isabel la Católica, las Leyes de Indias fueron terminantes en cuanto al respeto absoluto y la igualdad de los indios como súbditos de Su Majestad en todo el territorio de la Hispanidad. Las vidas de los indígenas sí importaban, y mucho, a la monarquía católica española –el «Black Lives Matter» es de la América protestante y anglófila, por si alguno no se había enterado–, entre los cuales destaca AMLO, cuyos ascendientes –en coherencia con lo que afirma– fueron los que habrían cometido la «injusticia» de acabar con una «civilización» genocida y antropófaga.

Por ellos –y en su nombre–, él debería pedir perdón públicamente. Falta una voz de España rotunda y oficial que defienda la verdad histórica de nuestra obra evangelizadora americana.