Opinión

Gatopardismo sanchista

El Congreso Federal del PSOE de este fin de semana parece querer establecer un antes y un después, no tanto en el partido, como en lo que conocemos como «sanchismo». Este término hace referencia al periodo que se extiende desde que en 2014 un Sánchez casi desconocido asumiera sorpresivamente la Secretaría General, pasando por su histórico cese por el Comité Federal del 1º de octubre de 2016, y su insólito retorno unos meses después, culminando con la primera moción de censura victoriosa con la actual Constitución, pactada precisamente con los enemigos políticos de la misma.

Sin duda, la noticia del evento ha sido la fotografía conjunta de los tres líderes del partido presidentes del Gobierno. Con ella se quiere transmitir una imagen de unidad en torno a las siglas, superando políticas sanchistas de sometimiento a pactos y proyectos que están colocando al partido en un escenario de derrota electoral, pero también de crisis de identidad del propio PSOE.

En Valencia este fin de semana se ha consagrado en el partido la «automoción de censura» política que se impuso Sánchez con la crisis del pasado 10 de julio, prescindiendo en el Gobierno de las caras que encarnaban el núcleo duro del sanchismo: Iván Redondo, Carmen Calvo, José Luis Ábalos… Calvo no ha asumido la honorífica presidencia que se rumoreaba, y el todopoderoso Ábalos está «desaparecido» del organigrama de Ferraz. Lo significativo es el perfil plano de los nuevos nombres y la vuelta de los barones territoriales con la elocuente responsabilidad de Fernández Vara en la Secretaría de Política Territorial, que parece querer apuntar hacia el fin de más concesiones al secesionismo.

El calendario electoral de 2023 con generales, autonómicas y locales, exige un cierre de filas, que es lo que se busca. El trámite de los PGE es lo único que le falta a Sánchez para llegar a esa cita electoral pudiendo escenificar que él sigue al frente, pero que el sanchismo es cosa del pasado. Veremos si es capaz de conseguirlo habiendo hecho realidad la máxima «es necesario que todo cambie para que todo siga igual». O sea, el Gatopardo Sánchez al mando.

Ese escenario está al alcance de su mano porque los fondos europeos para la recuperación económica van a ser distribuidos generosamente entre Cataluña y País Vasco y, además, con una financiación autonómica priorizando a las baronías territoriales socialistas. Eso es lo que se ha visualizado en el Congreso de Valencia, con Ximo Puig y Fernández Vara en ascenso, y muy poco de Cataluña y de la reforma federal de la Constitución. En pleno proceso de gatopardismo sanchista.