Arnaldo Otegi
La democrática memoria de ETA
«Nunca debió producirse ese dolor» es el peaje pagado por Otegi en nombre de Bildu para ser aceptado por el Gobierno y el PSOE como un socio perfectamente legitimado y privilegiado con el que pactar los presupuestos, y lo que haga falta. En el décimo aniversario del comunicado de ETA anunciando el abandono de las armas —no por propia iniciativa, sino tras haber constatado la apabullante realidad de que el Estado democrático y de Derecho les había derrotado—, Otegi no condena el terrorismo etarra que ensangrentó las calles de España durante casi 50 años.
Con esa lacónica y cínica expresión, Otegi blanqueó a los ojos de Sanchez el sanguinario pasado de ETA, plagado de bombas, secuestros y tiros en la nuca a quien se pusiera por delante oponiéndose a su pretensión de construir una república aberztale, socialista y euskaldun en el País Vasco. Lo hizo «lamentando el dolor causado», cual si se tratara de un fatalismo histórico ajeno a él, o de una catástrofe natural irremediable como el volcán de Cumbre Vieja, un seísmo o un tsunami.
Mientras, siguen recibiendo como héroes populares en sus pueblos a los que salen de prisión sin atisbo de arrepentimiento, como los indultados del Procés. Ellos, al igual que éstos, son los socios y aliados de un PSOE «socialdemócrata», así oficializado en un Congreso de los antaño calificados a la «búlgara», y de adhesiones inquebrantables.
El objetivo político que se persigue es evidente, que además pretende colocar a Bildu como aliado preferente del PSOE «socialdemócrata y sanchista» para gobernar en el País Vasco, lo que ya ha alertado al PNV provocando se haya «conmovido por el dolor de las víctimas», acusando a Otegi del insuficiente paso dado hacia ellas. Atrás quedan las ramas de los árboles que los etarras agitaban y las nueces que Arzalluz y los suyos recogían. Todo eso es pasado, y debe ser olvidado y dado por superado. Lo que procede ahora y es urgente, es democratizar la memoria de los españoles condenando el franquismo, que es sin ninguna duda el peligro actual.
Va a ser un espectáculo para la historia parlamentaria el debate en las Cortes sobre la Ley de la Memoria, con los herederos políticos de ETA apoyando y posibilitando su aprobación, que condena los «crímenes del franquismo» y exige sean exhumados los restos de quienes yacen en el Valle de los Caídos y en las cunetas que deben ser identificados. De los trescientos crímenes de ETA sin aclarar, ni una palabra. Múgica, Jáuregui… se remueven en sus tumbas.
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