Opinión

Entre Glasgow y Madrid

Mientras Biden afirma en la Cumbre sobre el Cambio Climático en Glasgow que «ha llegado el momento de que dejemos de pelearnos entre nosotros aquí abajo para salvar el planeta», la notica en el PP es la guerra ya sin cuartel entre Génova y la Puerta del Sol; es decir, entre Casado y Ayuso.

No deja de ser sorprendente, significativo y penoso que las portadas de los medios informativos deban competir entre la autodestrucción por el hombre del planeta planteada en la Cumbre, y la que amenaza con hacer lo mismo en el seno del PP, convirtiendo en inviable la necesaria alternativa de Gobierno al sanchismo.

Respecto a Glasgow, al margen de que sobra trazo grueso y escasea pedagogía científica solvente acerca del cambio climático, no es menos cierto que sin el compromiso en esta batalla de China –la mayor productora del planeta en emisiones de CO2 a la atmósfera– el resultado de la Cumbre no induce al optimismo precisamente. Por desgracia, tampoco lo hace lo que llega de Madrid.

Entre nosotros, si la alternativa al «Gobierno Frankestein» –en ingeniosa expresión de Rubalcaba, qepd– solo puede construirse razonablemente desde una colaboración inteligente entre el PP, Vox y las ruinas de C’s, lo cierto es que el panorama es desolador. Mientras el PP y C’s mantienen un conflicto total por lo que los naranjas consideran una OPA hostil declarada por los populares sobre sus cuadros y militantes, la relación entre éstos y Vox está congelada desde aquella lamentable moción de censura convertida por Casado en moción contra Abascal. Solo faltaba que el PP se enfrentara consigo mismo, y resulta que lo está consiguiendo.

Es de justicia reconocer que tanto Ayuso como Almeida fueron dos apuestas personales de Casado para Madrid, y que en ambas el éxito ha superado las mejores previsiones, pero lo cierto es que ahora parece que es de aplicación el proverbio de la antigüedad de que «los dioses enloquecen a los que quieren perder». Se puede «morir de éxito», y camino se está de ello, con Casado enfrentado a Ayuso, y con Almeida y Ayuso ahora también entre sí por la presidencia regional del partido en la CAM. Impedir liderazgos potentes al frente de su respectiva organización madrileña para evitar un eventual eclipse del liderazgo nacional, ha sido una política constante de los dos grandes partidos del sistema, PP y PSOE. La FSM es el mejor ejemplo de a dónde conduce esa política, y el PP parece empeñado en imitarle de forma suicida.

Si en Glasgow se intenta «salvar el planeta», en Madrid salvemos al menos la alternativa al sanchismo. Si no, Sánchez puede dormir tranquilo.