Badalona
Felonía consumada
El diccionario de la Real Academia de la Lengua define la felonía como una deslealtad o traición. Cualquiera de las dos acepciones es aplicable a la acción que, tal y como se había anunciado, se consumó ayer en Badalona, la tercera ciudad más poblada de Cataluña. Lo sucedido es un escaparate de la patología política y social en que se encuentra inmersa la antaño próspera, creativa, emprendedora y pujante comunidad catalana. El adagio latino «corruptio optimi pessima» –«la corrupción de los mejores, es la peor»– se cumple de forma cruel en la actualidad con una Cataluña gobernada –es un decir– por quienes violaron todo el orden constitucional y estatutario para querer apoderarse de ella, cual botín de guerra, desde el poder autonómico con tanta malévola astucia como cobardía.
Para que no haya dudas al respecto, el partido que ha consumado esa felonía en Badalona es la versión catalana del que lidera el Gobierno de España con Sánchez al frente, el PSC-PSOE. Por eso, el adagio latino no es solo aplicable a este rincón entrañable de España, sino a toda ella, teniendo como timoneles al mando de la «dirección del Estado», nada menos que a enemigos declarados de la nación española.
Para desbancar de la alcaldía al que ganó netamente las tres últimas elecciones municipales, el popular Xavier García Albiol, los socialistas catalanes se han juntado con la CUP, Podemos, ERC y Junts; es decir, todo lo opuesto a una concepción de Cataluña leal a la CE y al Estatut, o más propiamente de una Cataluña leal a su identidad histórica, indisociable de la común española.
Oír a Sánchez proclamar reiteradamente a sus enardecidos comilitones congresistas en Valencia, que su partido es socialdemócrata, mientras pacta aquí y allí con nacionalistas étnicos e identitarios y con comunistas, debería provocar vergüenza ajena en lugar de aplausos.
«Por sus obras les conoceréis», y según ellas el sanchismo debe definirse como «todo por el poder», que es lo mismo que el fin de conquistar el poder justifica pactar con quien sea. El sanchismo que pretende imponernos por ley la memoria que debemos tener de nuestra Historia, va a tener ocasión de verificarlo en las próximas elecciones dentro de dieciocho meses en Badalona, y en muchos otros lugares de Cataluña y de toda España. Y nuestro deber es recordarlo para que nadie lo olvide cuando tenga la oportunidad de expresarlo al ser convocados a las urnas.
Lo sucedido ayer en Badalona es un espejo de lo que nos espera, y en las elecciones requiere de una contundente respuesta. La política es una muy noble actividad si es ejercida pensando en el bien común de los ciudadanos.
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