Política
El judío de 5 años de Canet de Mar
Espero que la Justicia, con la Fiscalía obviamente no contamos, actúe. Y que Policía y Guardia Civil protejan a esta familia
El nazismo es cualitativamente junto al estalinismo el régimen más abyecto de la historia. Cuantitativamente el segundo es aún peor aunque, ciertamente, el nivel de vesania y de bestialidad de los malnacidos hitlerianos sobre uno de los más grandes pueblos de la historia, el judío, no admite comparación. ¿Cómo pudo llegar a semejante nivel de perversidad la nación de Gutenberg, Lutero, Goethe, Beethoven, Kant, Bismarck, Einstein y un brillante etcétera? Pues a través de un maquiavélico sistema de propaganda y lavado de cerebro colectivo que pasaba por la despersonalización de los hijos de Israel. Tal y como han subrayado Hannah Arendt y otros, el proceso cognoscitivo de despersonalización es condición sine qua non para perpetrar un genocidio. Una vez dejas desprovisto de la condición de ser humano a un individuo o a un colectivo el resto es coser y cantar porque la gran masa irá a por ellos en tromba. Eso es lo que, salvando las distancias, de momento sin una sola víctima mortal aunque sí miles de asesinatos civiles, acontece en Cataluña desde que el delincuente Pujol arribó al poder en 1980. A los constitucionalistas se les ha denigrado de tal manera que son ciudadanos de segunda: de facto y de iure ostentan menos derechos ante la ley que los independentistas, son acosados y agredidos si osan protestar en público y carecen del elemental derecho de educar mayormente a sus hijos en la lengua que les plazca. A los no independentistas, la mayoría según las encuestas, se les ha infligido parte del daño que los nazis causaron a los judíos desde 1933 hasta 1945. Uno de los grandes hitos en ese camino del mal, el mayor es obviamente la Solución Final, fue la eliminación de sus derechos civiles y de propiedad. En Cataluña estamos a medias: los derechos de los constitucionalistas están mermados lingüística, educativa, legal y socialmente. Los de propiedad no en términos generales aunque se cuentan ya por miles los casos de catalanes que tuvieron que malvender casas y negocios y largarse con lo puesto a otra parte por el insoportable infierno que esta gentuza había desencadenado sobre ellos. Ahora, en el colmo de la maldad, van a por un niño. Un alma de 5 años. Nuestro judío de Canet de Mar. Y todo porque, acogiéndose a esa sentencia del Supremo que la Generalitat golpista incumplirá, sus padres han reclamado al colegio que se le imparta el 25% de las clases en español. ¡Una de cada cuatro asignaturas, no el 50%! Los hijos de Satanás de los padres catalanistas han obligado a sus vástagos a hacer el vacío al valiente muchachín, ayer se montó un escrache nazionalista a las puertas del centro escolar y, por supuesto, a los progenitores les está cayendo la del pulpo de manos de los socios de Sánchez. En el Gobierno callan como putos. El Defensor del Pueblo, Ángel Gabilondo, se está comportando como un miserable, lavándose las manos al más puro estilo Poncio Pilatos. Espero que la Justicia, con la Fiscalía obviamente no contamos, actúe. Y que Policía y Guardia Civil protejan a esta familia. Lo del judío de 5 años de Canet de Mar es purito nazismo. A este respecto recuerdo lo que escribió hace 80 años una de las llamas que con más fuerza brilla en Yad Vashem, el Museo del Holocausto en Jerusalén, la de Emanuel Ringelblum: «Aun en los tiempos más brutales, brilló una llama de humanidad en el corazón más cruel y perdonaron a los niños. La crueldad hitleriana es diferente, es capaz de devorar a aquéllos que hacen surgir la mayor compasión, los niños inocentes». Nada que añadir.
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