Psicología

Colectivamente

Siempre comprobé que el apoyo social fue clave para reconstruir las almas dañadas pero jamás esas piezas rotas han de ser divertimento o entretenimiento para el resto de la sociedad

La partida de nuestra querida Verónica Forqué nos ha dejado el corazón helado.

Una vez más tenemos que recordar que el arma más poderosa frente a cualquier adversidad es nuestra mente. Ser capaz de gestionar las emociones negativas es nuestro mayor talento; el mecanismo más eficaz, porque la mente es una buena sierva, pero una pésima ama.

La mente exagera, dramatiza, manipula, engaña, juzga, autocastiga, se pone en lo peor, nos boicotea…

Creo necesario que desde pequeños, nos enseñen a ejercitar la mente para que trabaje a nuestro favor: que nos orienten hacia los recursos que todos podemos desarrollar para gestionar el estrés y manejar nuestras emociones en nuestro beneficio. Que se eduque en inteligencia emocional. Que dejemos de machacarnos.

Mi experiencia demuestra que si desde nuestra infancia afrontamos circunstancias que nos obligan a ejercitar algo tan básico y necesario como es la resiliencia, esa capacidad que todos tenemos para mantenernos inquebrantables pese a los infortunios o las desgracias, la vida no es que sea más llevadera, es que se pone, directamente, a nuestra favor.

Sin embargo, la pandemia no ha hecho más que agudizar los problemas mentales y deteriorar la salud emocional.

Mostrar en prime time las dificultades de la mente: inestabilidad emocional, dependencias, depresiones, estrés, ansiedad, trastornos de la conducta alimentaria… no ha de tener como finalidad subir las audiencias sino plantear algo que tenemos que resolver entre todos.

Siempre comprobé que el apoyo social fue clave para reconstruir las almas dañadas pero jamás esas piezas rotas han de ser divertimento o entretenimiento para el resto de la sociedad.

Hay algo en juego de suma importancia: vidas humanas que dependen de la salud emocional, que está muy relacionada con la sociabilidad, por lo tanto, la sociedad tiene el compromiso y la misión de ser soporte de los que estén atravesando ese túnel del dolor, que si bien es inevitable, sabemos que el sufrimiento es opcional. Para no anclarnos a ese sufrimiento, apoyémonos colectivamente.