Opinión

Deshielo con Marruecos

El Sáhara no debería centrar las relaciones entre Madrid y Rabat

Está resultando difícil restablecer las relaciones habituales con Marruecos después de las diferencias que se hicieron palpables en 2021 con la crisis migratoria y la acogida en territorio español del líder saharaui, Brahim Ghali. Los esfuerzos que, en los últimos días, ha derrochado el Rey de España son acertados y ponen de manifiesto tanto la necesidad del Gobierno español de contar con el Jefe del Estado como la habilidad y capacidad de éste para cumplir con sus obligaciones constitucionales.

Sin embargo, todo apunta a que Marruecos no está dispuesto a ponerlo demasiado fácil y señala como exigencia capital que nuestro país modifique sustancialmente sus postulados en relación con la cuestión del Sahara. Las autoridades de Rabat saben que esto no es posible en modo alguno y, además, tampoco sería conveniente para los intereses de España.

El asunto del Sahara no debería estar en la agenda cotidiana de las relaciones entre los dos Estados vecinos, quienes deberían centrase en temas tan trascendentales como la cooperación migratoria, la lucha contra la delincuencia organizada, la estrecha colaboración económica y los vínculos en el campo cultural. En el fondo, todas aquellas materias que realmente preocupan a los ciudadanos de los dos países y las que hacen que, cada vez más, se profundice en los vínculos entre los dos países.

En la cooperación entre vecinos, las relaciones internacionales tienen mucho de colaboración habitual y deben tener poco de grandes asuntos que dividen a los líderes políticos y que, en ocasiones, levantan las pasiones de los pueblos. Los dos gobiernos tienen por delante una ardua tarea que esté orientada a asegurar el bienestar de los ciudadanos españoles y marroquíes sobre la base del entendimiento.

Asimismo, deben estar encauzados hacia el logro de un contexto de plena y permanente estabilidad y, cómo no, dispuestos a garantizar que no se produzcan conflictos entre ellos. Marruecos debe abandonar cuanto las posturas políticas que viene manteniendo respecto a España y, por nuestra parte, se ha iniciado el camino para la plena restauración de unas relaciones necesarias y útiles para todos los ciudadanos.