Rusia
La guerra en diferido de Ucrania
«Putin resolverá la situación de la forma que más le convenga, humillará a Ucrania y la Unión Europea, que ha demostrado, una vez más, su irrelevancia y Biden volverá a hacer el ridículo»
Todo indica que el conflicto entre Ucrania y Rusia conducirá a una intervención militar. En las últimas horas parece más inminente, ya que Biden ha pedido que los ciudadanos estadounidenses abandonen el territorio en 48 horas. Teniendo en cuenta la cobardía e incompetencia que mostró en Afganistán, lo mejor es hacerle caso. Putin habrá tomado buena nota del ardor guerrero, dicho irónicamente, del inquilino de la Casa Blanca. La CIA especula con una invasión rusa antes de la conclusión de los Juegos Olímpicos de Invierno, que se celebran en China, e incluso se habla de que podría ser el miércoles. Por supuesto, los países de la UE han seguido la estela de Biden y recomiendan una rápida «huida». Lo más probable es que abandonemos a los ucranianos a su suerte, se apliquen algunas sanciones de cara a la galería y se hagan soflamas de apoyo, que es algo que se nos da muy bien a los europeos. Borrell justificará su millonario sueldo como alto comisario haciendo alguna declaración grandilocuente si se lo permite Macron, que está en periodo electoral y necesita salir en los medios de comunicación como si fuera un estadista.
Lo del presidente francés ha sido un ridículo enorme y ha logrado el éxito de ser desmentido por el autócrata ruso. Más que presidente de la Unión Europea, parece el bufón del Elíseo. Esperaba más de Macron, pero su desconocimiento de Rusia y su historia, me temo, es enorme. Es lo mismo que utilizar a Borrell para contestar al ministro de Asuntos Exteriores ruso la carta que envió a cada uno de los países de la UE. En otros tiempos, un comportamiento arrogante de estas características conducía a una escalada bélica. Durante décadas, la Unión Soviética fue mostrada como el enemigo en el marco de la Guerra Fría. Sin lugar a dudas lo era, pero las películas, series y novelas exhibían la superioridad occidental y nos ha quedado la imagen de la decadencia de la URSS y la descomposición de los países comunistas. Los europeos nos sentimos superiores a los rusos y los miramos con condescendencia, aunque conscientes de su poder militar. Por eso, se ha llegado a la conclusión de que la intervención contra Ucrania sería una catástrofe para Putin, que se produciría el descontento en el interior de Rusia y que las consecuencias económicas serían demoledoras.
La economía mundial no está preparada para nuevos sobresaltos y menos de una dimensión tan grande. No creo que Putin se sienta inquieto por las amenazas de Biden, porque Ucrania queda muy lejos de Washington y no creo que los estadounidenses piensen que valga la intervención en una guerra. El escenario es claramente favorable para el ejército ruso y el terreno no tiene nada que ver con la endiablada orografía de Afganistán. En todo caso, lo lógico sería una acción rápida para asegurar la zona que quiere Putin y acabar con los conqueteos ucranianos con la OTAN y la UE. A lo largo de la Historia hemos visto el riesgo que comporta atravesar «líneas rojas», porque han provocado guerras. Rusia considera que la entrada de Ucrania en la alianza militar liderada por Estados Unidos es una agresión. Por otra parte, es un país soberano que no quiere estar bajo la influencia del Kremlin y debería ejercer su política internacional con absoluta libertad. La cuestión es que no vivimos en Utopía y la geopolítica se basa en el juego de los intereses nacionales, que resultan muy complicados y peligrosos cuando se introduce a una superpotencia como Rusia.
Putin es un autócrata que tiene las ideas muy claras. Es el líder de una oligarquía política y económica que es la heredera de la Unión Soviética y la Rusia de los zares. No tiene una oposición o una opinión pública que le controle o condicione. Es la gran diferencia con Estados Unidos y sus aliados. Los rusos son muy orgullosos, como sucede con cualquier país que tiene una historia y cultura tan deslumbrantes. Es muy osado enfrentarse a Rusia, salvo que se esté dispuesto a llegar hasta las últimas consecuencias. No veo a Biden, Macron, Scholz y Johnson preparados para echarle un pulso a Putin. Por supuesto, Zelensky, el voluntarioso presidente ucraniano, no puede contar con fuerzas aliadas dispuestas a desplegarse en la frontera ante una eventual invasión. Es bueno recordar lo que sucedió con Crimea, porque tenemos muy mala memoria. Putin la ocupó y no pasó nada. Es un recurso habitual citar el expansionismo de Hitler y el lamentable espectáculo de Múnich. Al final, la invasión de Polonia provocó la Segunda Guerra Mundial. Los tiempos actuales nada tienen que ver con el pasado y no hay riesgo de que se produzca un conflicto generalizado. Putin resolverá la situación de la forma que más le convenga, humillará a Ucrania y la Unión Europea, que ha demostrado, una vez más, su irrelevancia y Biden volverá a hacer el ridículo.
A estas alturas resulta bastante claro que el presidente ruso no está interesado por Occidente y persigue fijar un área de influencia muy clara que sigue el esquema histórico tradicional. Es cierto que su economía es frágil, pero también la europea. Por supuesto, la de la pobre Ucrania lo es en mayor medida. Estados Unidos y la Unión Europea han sido muy torpes desde el primer momento a la hora de encarar un conflicto que se podría haber evitado. Ahora todo depende de lo que le convenga al inquilino del Kremlin y la acción militar que se viene anunciando desde hace semanas tendrá la intensidad que sirva a sus planes, sin importarle lo que digan o hagan Biden y sus aliados de conveniencia.
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