
Internacional
De Miss Turismo a «signorina»
«La odisea de una modelo húngara tras ser acusada falsamente de narcotráfico en Italia»
Su historia podría ser el guion de una película, pero por desgracia para Greta Gila, de 24 años, fue real. Esta modelo húngara, tras coronarse «Miss Turismo» en Hungría comenzaba, en teoría, una prometedora carrera. En marzo de 2019, camino de Tokio para una sesión de fotos, paró en Roma para otro trabajo. Cuando hablaba con su madre desde la habitación del hotel en Fiumicino, entró la Policía y la detuvo. Le acusaron de tráfico de drogas.
De nada sirvieron las explicaciones de la joven a los agentes. Dos horas después fue internada y ahí arrancó su pesadilla. Al principio, pensó que se trataba de un secuestro y que los policías eran en realidad sus captores, hasta que la encerraron en la cárcel de Civitavecchia. Gila ha contado que las otras internas «sabían» que era inocente y le trataron bien y con respeto. Se referían a ella como «signorina».
Tenaces, sus padres encontraron un «avoccato» que hablaba húngaro. Massimiliano Scaringella la escuchó, descubrió flagrantes errores durante la investigación y pudo sacarla de la cárcel.
Pero pasó en prisión 74 días, hasta que aceptaron que la acusación era infundada. Luego tuvo que estar seis meses de residencia obligatoria en Roma, donde trabajó como camarera y en una tienda de ropa. Diez meses más tarde, la modelo recibió una carta en la que se explicaba el error. Demasiado tarde. Su nombre y reputación quedaron estigmatizados. Se cancelaron Japón y otros proyectos que tenía concertados para 2019. Gila comenzó a tener problemas financieros y mentales. El insomnio y los ataques de pánico empezaron a formar parte de su vida. Cayó en una depresión.
Al parecer, la diseñadora del vestuario en Roma sí que aprovechaba su profesión como tapadera para traficar. Ella había volado desde Brasil con 11 kg de cocaína en su maleta. Para los carabinieri, que Gila fuera a recibir 1.500 euros por una sesión de fotos era «demasiado» y supusieron que también tendría que estar en el ajo.
La joven ex presidiaria ha denunciado al Estado italiano. Espera una compensación de 100.000 euros por el arresto indebido y las nefastas consecuencias que ha tenido para su vida personal y profesional. Aun ganando el pleito, será difícil que el dinero lo cure todo.
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