8-M

A dos intensos años del 8-M

Hoy se cumplen dos años de la histórica manifestación del 8-M, considerada como entrada de la Covid-19 en España e inicio de la propagación masiva de la pandemia. Ante esa jornada, el Gobierno hizo oídos sordos a las advertencias que se realizaban para prevenir o atenuar ese contagio, y entusiásticamente se sumó a la convocatoria nada menos que con la presencia de diez miembros del Consejo de Ministros en la cabecera de la manifestación en Madrid. Se disputaron la bandera del feminismo la ministra Montero desde su ministerio, identificándolo con la ideología de género, y la entonces vicepresidenta Carmen Calvo, más moderada pero animando hasta la misma víspera a sumarse a la convocatoria porque «a las mujeres les iba la vida en ello». Ella especialmente y otras muchas mujeres feministas manifestantes, contagiadas y contagiadoras del virus, pronto iban a comprobar hasta qué punto se cumplió ese pronóstico. Lo cierto es que no sólo a ellas se les fue la vida por secundar esa llamada, sino también a muchos varones, hasta el extremo de que miles de ellos la perdieron, sobre todo los varones ancianos en las residencias.

Al parecer, el coronavirus maldito no distinguió entre los hombres machistas y los demás varones, ni tampoco preguntaba cuál de los innumerables géneros que se podían elegir, era el señalado para ese día y esa hora tan importante para la vida de las mujeres. Por cierto, interesante tema para debate el de un feminismo tan radical y pro LGTBI que niega la existencia de la misma mujer, reducida a un mero constructo social y cultural víctima del heteropatriarcado machista y supremacista, y enemigo del género –o géneros– a los que se atribuya tal condición femenina.

Los dos años transcurridos desde ese 8-M parecen una eternidad ante el vertiginoso acelerón de la Historia producido desde entonces con la pandemia y la actual guerra en Ucrania, a lo que nosotros añadimos la erupción del volcán de Cumbre Vieja, en La Palma. Todo ello comenzó coincidiendo con los dos meses de ejercicio del nuevo Gobierno al frente de España, lo que lleva a plantearse que a esa sucesión de calamidades quizás deba sumarse la del Gobierno mismo.

No es tampoco ajeno al vértigo de sucesos que estamos viviendo lo ocurrido en el PP que –aunque merece capítulo aparte– ha ocasionado daños colaterales que han podido ser controlados, afortunadamente. Los aficionados al género negro, acaso vean en lo sucedido las consecuencias de la maldición de Tutankhamón por haber profanado cierta tumba… Desdramaticemos la actual situación, a la que ya de por sí no le falta motivo de preocupación.