Opinión
Temor a Feijóo
Jesús Reyes Heroles, político mexicano del PRI, decía: «Seremos inflexibles en la defensa de las ideas, pero respetuosos en las formas, pues en política, frecuentemente, la forma es fondo». ¡Qué gran verdad! Hasta la llegada de Pedro Sánchez, en política había formas y respeto al adversario. Nunca un partido se había inmiscuido en los procesos internos de otra formación política, y siempre, tras un congreso y más, si se producía un cambio de liderazgo, el ganador era felicitado por el resto de líderes políticos.
Entiendo el recelo hacia la figura de Alberto Nuñez Feijóo tras sus resultados en las elecciones gallegas de 2020: uno de cada cinco votantes socialistas dio su confianza al líder del PP; Vox y Podemos fueron laminados. Entiendo que le vean como una amenaza por su solvencia, experiencia y fiabilidad, pero no entiendo, y mira que lo intento, que este gobierno Frankenstein, que nos ha tocado en la tómbola, tenga la capacidad de exigir un examen democrático al Partido Popular y a su presidente. Más que nada porque los gallegos le han otorgado cuatro mayorías absolutas y dudo que, éstos, pequen de antidemócratas.
El PSOE exige a Feijóo pruebas del viaje al centro. No he visto exigencia más absurda, ¿cómo se prueba, viajando en Falcon, con un billete sellado por Rufián o Yolanda Díaz? Tan absurdo como que se convoque al recién líder de la oposición a una reunión con el presidente del Gobierno, vía SMS y Twitter. Tan absurdo como que Sánchez espere, de este encuentro, unidad y adhesión ciega a sus erráticas políticas y ocurrencias.
El temor a una oposición útil y de Estado, el temor a que el aumento desmedido de la inflación, como prevé el Banco de España, desmovilice al elector de izquierdas, hace que se pierda la forma, el fondo nunca existió, e impere el absurdo.
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