Opinión
De Gaulle y Francia a 51 años vista
Con las elecciones de Francia y su inmediato futuro tan de actualidad, es oportuno recordar la fecha de hoy, 27 de abril de 1969, como la de la retirada definitiva de la política y la dimisión de Charles de Gaulle de la Presidencia de la V República. Habiéndola fundado él en 1959, ejerció durante la Segunda Guerra Mundial un profundo liderazgo moral sobre su país sometido a la ocupación nazi entre 1940 y 1944, y en 1958 fue llamado a presidirlo con la nación sumida en un profundo caos. Su obra de gobierno se extiende entre periodos turbulentos de la Historia de Francia conocidos como «el caos de mayo de 1958» y el «mayo francés» de 1968. Frente al régimen de Vichy de la guerra, desde Londres representó a la Francia Libre que tras casi cinco años de ocupación, consiguió nada menos que sentarla en el bando de los aliados vencedores junto a Estados Unidos, Reino Unido y la URSS, frente al Tercer Reich de Hitler.
Hoy toda Francia reconoce su legado y «auctoritas» ante la crisis que vive su V República con un cierto sentimiento de orfandad y añoranza hacia quien la encarnó y lideró en tiempos de tribulación. Sus «Memorias de guerra» escritas tras su primera retirada de la actividad política son lectura obligada para conocer ese periodo extraordinario de la Historia.
Un dato revelador de esta última etapa de su vida de 19 meses transcurrida desde su dimisión hasta su muerte, es el largo viaje privado que realizó a España cinco meses antes de ésta, entre el 3 y el 27 de junio, acompañado de su mujer Ivonne, un escolta y su chófer al volante de su Citroën, visitando lugares emblemáticos de nuestra historia que deseaba conocer y que los obstáculos políticos le impidieron. Se hospedó en Paradores Nacionales, visitando Santillana, Cambados, Jaén, Granada, Córdoba, Málaga, Toledo, El Escorial, el Museo del Prado, la Catedral de Santiago de Compostela, etc… para tener un encuentro con Franco el día 7 en el Palacio de El Pardo, seguido de un almuerzo, visita que dio mucho que hablar.
El impacto de su extraordinario viaje fue objeto de especial seguimiento en Francia, España y en el conjunto del Mercado Común europeo del momento, que él mismo había contribuido a desarrollar decisivamente con su histórico acuerdo franco alemán de 1963. Durante esa estancia escribió capítulos de sus memorias personales, que un aneurisma mortal dejaría inconclusas el 9 de noviembre de 1970.
Hoy, a 51 años de su retirada, su figura política se engrandece aún por encima de su muy elevada estatura física.
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