Opinión

La transparencia de Pimpinela

Dicen los ministros de Presidencia y Portavoz, al unísono, como si se tratara del dúo musical argentino Pimpinela, y ellos fueran Lucía y Joaquín Galán, que con el espionaje de los móviles de Pedro Sánchez y Margarita Robles, por parte de la empresa israelí Pegasus, «el Gobierno no tiene nada que ocultar y que habrá absoluta transparencia».

Ningún jefe de Gobierno en ejercicio ha reconocido haber sido espiado por el software israelí Pegasus para no reconocer la vulnerabilidad de la seguridad nacional. Pero no es que nuestro Gobierno lo hubiera reconocido por una filtración externa, que ya sería grave, sino que ha sido nuestro propio Gobierno, desclasificándose a sí mismo, quien lo ha denunciado.

Desde la llegada de Sánchez al poder, España ha encontrado un hueco informativo a nivel internacional casi de manera permanente, siempre con noticias negativas como ser el país que más tardará en salir de la crisis, el que más empleo juvenil tiene y el que peor ha gestionado la pandemia, por poner algunos ejemplos. Pero claro, a partir de hoy, ¿qué país u organismo internacional se va a fiar de un país que pone en jaque su seguridad nacional y sus servicios de inteligencia para contentar a unos socios que quieren la independencia de su país?

Con esto de la «absoluta transparencia», no descartaría que en la reunión de hoy de la Comisión de Secretos Oficiales, el Gobierno repartiera un dosier con el nombre y apellidos de los agentes de campo del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), de las investigaciones hechas y de las que estén en este momento en curso, como de los recursos que cuentan los servicios de inteligencia para obtener información de cualquier peligro o amenaza a los intereses nacionales.

Menos mal que la derecha tiene el sentido de Estado que el Gobierno carece y menos mal que ya huele a final de legislatura.