Opinión
San Isidro con Almeida
Ayer fue San Isidro, patrón de la Villa y Corte madrileña así como de los agricultores, tras ser canonizado hace 400 años en una ceremonia con histórico protagonismo español, celebrada en Roma el 12 de marzo de 1622 y que ya tuvimos ocasión de glosar en El Trípode del 13 de marzo. Al caer este año en domingo, el calendario laboral la incluye como festivo hoy para la capital y 35 municipios de la CAM, donde los trabajadores son agraciados por el santo labrador con un largo fin de semana de regalo.
Los chulapos y chulapas de Madrid han vuelto ya a reunirse en la pradera que inmortalizara Francisco de Goya en sus cuadros, tras dos años en los que la pandemia ha impuesto severas limitaciones para festejar a su patrón. Este año aprovechan la vuelta a la tan deseada como necesaria normalidad, bailando allí el chotis y comiendo rosquillas; por supuesto, tanto de las listas como de las tontas, que a estos efectos «tanto monta, monta tanto, las listas y las tontas».
Pero tal pareciera que además este año san Isidro ha querido manifestar su complacencia y confianza con su alcalde tras los desagradables sucesos en los que se ha visto enredado por mor de los desaprensivos de turno que nunca escasean cuando las circunstancias lo permiten. El caso de las mascarillas topó desde el primer momento con una cerrada muestra de confianza hacia su persona por parte de la opinión pública, que no duda de su honestidad personal, incapaz de cualquier complacencia hacia un caso tan desagradable como este, con mordidas que podrían alcanzar cifras insultantes incluso para tan peculiar negocio.
La confianza del santo hacia su alcalde ha venido de la mano de una pluralidad de encuestas, entre las que no se encuentra la del Dr. Tezanos, lo que aporta un plus de credibilidad a la muestra digno de agradecerse en estos momentos. En todos los estudios demoscópicos publicados por San Isidro, el común denominador es que los madrileños confían en su alcalde José Luis Martínez-Almeida, al que de una manera muy significativa afirman volverán a votar o lo harán por primera vez en los próximos comicios municipales del año que viene.
Así que Almeida tiene motivos sobrados para disfrutar de estos «Isidros» a la espera de que lo que los sondeos auguran ahora, se confirme en las urnas el año próximo. El sanchismo no está para festejar nada, ni en la pradera goyesca madrileña, ni en ningún otro lugar de nuestra piel de toro. Al menos, que Sánchez no moleste.
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