PSOE
¿Alternativa o sanchismo sin Sánchez?
Estamos en plena campaña de las elecciones autonómicas andaluzas en las que, según las encuestas, lo único que estaría en juego el día 19 es si Juanma Moreno gobernará en solitario o tendrá que pactar con Vox para hacerlo posible. Resulta llamativo el hecho de que el CisTezanos coincida en ese pronóstico, sobre todo si lo añadimos a la línea editorial e informativa de algunos medios que no se caracterizan precisamente por ser afines al PP y que también apuntan en la misma dirección.
Porque en esta campaña parecería que el «enemigo» a batir sea Vox, impidiendo que acceda al Gobierno de la Junta al igual que ya hiciera en Castilla y León. Dicho más coloquial y sucintamente, que en Andalucía Moreno «haga un Ayuso vetando un Mañueco». Es como si algún poder en la sombra hubiera dictado un «ukase» prohibiendo esa posibilidad, sobre todo con la mirada puesta en las próximas elecciones generales, donde es imperioso para España conseguir una alternativa real al sanchismo.
A estos efectos, sin duda los andaluces con su voto el día 19 van a señalar claramente el objetivo deseado: si una mera continuidad de las políticas sanchistas, o una auténtica alternativa que no sólo garantice una imprescindible recuperación económica, sino que afronte decididamente derogar el conjunto de leyes ideológicas que ha impuesto la coalición al frente de la «dirección del Estado», como afirmó Pablo Iglesias con acierto.
Para Sánchez y sus terminales podría ser razonable plantear como objetivo el «sanchismo sin Sánchez», pero es inexplicable que ese discurso lo asuma el PP, cerrando la puerta a una coalición sin la cual hoy no existe una auténtica alternativa ni en Andalucía ni en La Moncloa. Como «nada sucede por casualidad y en política menos», es preciso aclarar el porqué de ese «cordón sanitario» que se promueve contra una fuerza política constitucional, mientras Sánchez pacta y gobierna en España y en diferentes instancias territoriales con partidos separatistas que afirman que volverían a hacer lo que hicieron; o con Bildu, actual versión política de lo que ETA fue. Si a eso le añadimos Podemos y sus mareas y confluencias nacionalistas y comunistas, la pregunta es más imperiosa si cabe.
Esta pregunta es si el PP estaría dispuesto a derogar las leyes educativas, si va a defender la vida –aborto y eutanasia– y si va a apoyar o no la ideología neomarxista de género; en definitiva, si va a mantener la esencia política del sanchismo. Exigen respuesta tantos exvotantes del PP que se han ido al partido verde precisamente por esa razón.
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