Política

Política sádica

Es como si algunos políticos y burócratas hubieran decidido tener las obras de Sade de libro de cabecera

Me permitirán que, a un periódico tan tranquilo y morigerado como éste, traiga hoy de visita al Marqués de Sade. Lo he estado releyendo estos días y me ha sorprendido sobremanera su inesperada vigencia. Sade era un audaz que llevaba al extremo las consecuencias psicológicas del materialismo y, por ello, nos avisaba de los peligros de aplicarlo a la gruesa. Su error –como el de muchos de sus contemporáneos y muchos tecnócratas– era pensar que la Naturaleza se autoorganizaba a su manera sin contar con nosotros. Y es cierto que la biología no tiene en cuenta nuestras neuras o nuestros escrúpulos morales, pero lo que es rematadamente falso es que se autoorganice por sí misma. Ni naturaleza, ni biología pueden organizar nada porque carecen de sujeto. Ambas tienen su lógica (que a veces puede ser trituradora, de acuerdo) pero el Sujeto es un invento humano y solo en base a él se puede organizar alguna cosa. Los inventos de tal sujeto, e incluso el invento de él mismo por la mente humana, es lo único que nos permite que levantarse de la cama sea algo indoloro cada día.

La actitud de muchos políticos actuales hacia su electorado recuerda a las palabras de Sade, quien afirmaba: «Cuando te hayas burlado durante unos años de lo que los estúpidos llaman sus leyes, cuando para familiarizarte con su infracción te hayas complacido en pulverizarlas, entonces verás a la pícara naturaleza, encantada de haber sido violada, doblegarse bajo tus nerviosos deseos, llegar por sí misma a ofrecerse a tus cadenas… presentarte las manos para que la hagas tu cautiva, convertida en tu esclava en lugar de ser tu soberana».

Es como si algunos políticos y burócratas hubieran decidido tener las obras de Sade de libro de cabecera. Para hacerlo con naturalidad, parece que hubieran renunciado a tener sujeto, por parecerse más a la biología implacable. Los políticos son cada día más impersonales porque no quieren ser Sujeto.