Elecciones andaluzas

La actual «mayoría natural»

Hoy termina la campaña andaluza que, tras la jornada de reflexión de mañana, culminará con la jornada electoral del domingo del Corpus Christi, Solemnidad que hasta el Concilio era uno de los «tres jueves del año que relumbran más que el sol», junto al Jueves Santo y la Ascensión.

En un breve repaso de lo vivido esta campaña, pareciera que el PSOE, en su día hegemónico en Andalucía, es hoy una fuerza secundaria, y que a lo máximo que parece aspirar es a no quedar por debajo de lo que obtuvo Susana Díaz, y que le llevó a ser defenestrada por Sánchez. A su izquierda se disputa visibilidad la otra Díaz (Yolanda), que espera «sumar» para ser la candidata de Sánchez en las próximas elecciones generales y no la nominada digitalmente por Pablo Iglesias en su día.

Si se cumplen todos los sondeos publicados, la única incógnita política que quedaría por resolver es acerca de las condiciones en que gobernará Moreno. Al ya conocido debate acerca de si lo hará en solitario o en coalición con Vox, se añade ahora la posibilidad de que los de Díaz (Yolanda) se abstengan para impedir ese eventual acceso de Vox a San Telmo.

Este debate muestra definitivamente que, al parecer, el PP ha renunciado a dar la batalla cultural de la que tanto se habló en su momento, y que hoy solo Ayuso mantiene sin complejos ni complejines. Aceptar una inexistente y ridícula superioridad moral de la izquierda, sometiéndose a su imposición de un cordón sanitario sobre Vox, es la consecuencia. Aceptarlo además procedente de Sánchez y de los comunistas del sanchismo, supera todo lo que exigen la autoestima y dignidad política. Barajar como una posibilidad adecuada que se abstenga la candidata de Díaz (Yolanda) para gobernar en solitario, sin pactar con Macarena Olona, significa considerar de superior calidad los votos comunistas que los de Vox, lo que resulta inaudito y especialmente ofensivo para no pocos exvotantes populares y ahora votantes suyos.

Es muy posible que esta sobreactuación sea para obtener la condescendencia sanchista si en las urnas los andaluces obligan a ese pacto para gobernar, pero el mal ya estaría hecho al aceptar el marco conceptual del debate fijado por la izquierda. En su día Fraga ya apostó por la «mayoría natural», que él entendía situada en el espacio del centroderecha, y por ello abogó primero por la «Coalición Popular» –AP, liberales y democristianos– y por la refundación después, uniéndolos en el PP. Hoy estamos en la necesidad de la coalición postelectoral. Eso, o el sanchismo.