Opinión
Tras la debacle socialista
Pasadas las primeras 24 horas del batacazo sanchista en Andalucía, podemos extraer más consecuencias de una jornada que marca un punto de inflexión en la política nacional hasta las próximas elecciones generales, más abiertas ahora que nunca en cuanto a su fecha de convocatoria, y que certificarán su final. No es triunfalismo ni un exceso de confianza, que nunca es aconsejable, sino la constatación de que los españoles con cuatro años de sanchismo lo conocen lo suficiente como para saber lo que es y lo que no es.
Consecuencias adicionales de dicho resultado electoral son varias, y a saber: una es que el recurso al miedo a la «ultraderecha» ya no le va a servir a la izquierda sanchista como reclamo electoral, porque ahora irá a favor de un presunto «voto útil» al PP, lo que dará más libertad de acción a Vox sin esa estigmatización general a la que está sometida. Otra es que a diferencia de Cs que es una cadáver político insepulto, Vox ha venido para quedarse. Es la diferencia entre tener convicciones y principios –gusten más o gusten menos– y tener talante, y además, confundir el centrismo con el talante.
Definir tu identidad política como un término medio entre la derecha y la izquierda es confundir la política y la ideología con la geometría. Otra consecuencia es que el presidente Juanma Moreno ha acreditado una gran sintonía con los andaluces, recogiendo un voto transversal sobre todo de Cs pero también de ex votantes socialistas que no aceptan el sanchismo y en especial sus pactos con Bildu y los separatistas.
Ahora Juanma Moreno afirma «que gobernará para todos los andaluces» lo que en principio está muy bien, pero siempre que se entienda que eso se hará cumpliendo con el programa electoral, porque para eso le han votado, y ahora los «valores» sociales y morales dominantes son los del sanchismo, que no coinciden con los del PP, o al menos eso debería ser.
Sin depender de Vox, el riesgo del PP es gobernar centrados solo en la economía, lo cual es muy importante sin duda pero hay leyes y debates sobre el modelo de sociedad, la igualdad, la educación, la vida y la familia que no pueden olvidarse por el PP, que tiene el humanismo cristiano de raíz occidental en la esencia de su identidad política, y precisamente ahí está parte importante de los votos de ex populares que migraron a Vox. En Francia hubieron elecciones el mismo día y allí el partido socialista ha ratificado su desaparición. El sanchismo lleva al PSOE por la misma senda.
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