OTAN
La superioridad de la democracia
Una OTAN fuerte y unida es el único camino para acabar el conflicto
La Cumbre de la OTAN ha comenzado con muy buen pie y se están adoptando decisiones de enorme trascendencia. En un mundo ideal sería una organización que no tendría sentido, pero la triste realidad que vivimos con la guerra de Ucrania nos muestra que ha cobrado una gran relevancia. Otra cuestión distinta será comprobar si los países miembros están dispuestos a asumir los importantes esfuerzos y sacrificios que la situación requiere. La Historia nos demuestra que no hay otro camino que la firmeza frente a los regímenes autoritarios. Lo sucedido con el nazismo, el fascismo y el comunismo, por citar algunas de las más repugnantes excreciones de la condición humana, permite constatar que la democracia es el único camino para un mundo mejor. Las soluciones autoritarias y populistas son una monstruosidad. Por ello, la OTAN emerge como un firme baluarte en la defensa de la libertad en estos tiempos tan aciagos e inquietantes. Sánchez acertó ofreciendo España como sede de esta importante reunión. Le podemos criticar por otras cuestiones, pero en esta ocasión sucede todo lo contrario. Nuestro país está firmemente comprometido en la lucha por las libertades públicas y los derechos humanos. Este encuentro es una excelente muestra de esta vocación.
La reunión entre Sánchez y Biden fue muy provechosa, porque «actualiza, refuerza y amplía la relación bilateral y estratégica entre España y Estados Unidos». Es coherente con nuestra política exterior, así como fructífera para nuestros intereses. Con Putin y sus aliados no cabe el buenismo o planteamientos excéntricos, porque sus objetivos son meridianamente claros. La recuperación del espíritu de la Guerra Fría se comprueba con la brutal agresión contra el pueblo ucraniano. La opción de contemporizar sería entendida como una debilidad. El fortalecimiento de la OTAN y su ampliación con Suecia y Finlandia es una gran noticia. Es un lenguaje que entiende el autócrata del Kremlin. Todo indica que la guerra será larga y que será muy difícil recuperar el terreno conquistado, aunque la esperanza reside en apoyar militar y económicamente a Ucrania a la vez que establecer unas sanciones que tengan un efecto realmente disuasorio. A esto hay que añadir la necesidad de debilitar a Putin con sus aliados. Por ello, una OTAN fuerte y unida es el único camino para acabar el conflicto.
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