Opinión

En la dirección del Estado de la Nación

Concluida la primera parte del primer Debate sobre el Estado de la Nación con Pedro Sánchez en la presidencia, lo que se puede concluir es que en la «dirección del Estado» –como dijera con acierto Pablo Iglesias– sigue instalado y con renovada fuerza «el bloque político de la moción de censura» que hace cuatro años llevara a La Moncloa a un virtual defenestrado líder de la oposición y de su partido, que había tocado el subsuelo electoral del PSOE con 84 diputados en las repetidas elecciones de junio de 2016.

PNV y Bildu por el País Vasco y ERC por Cataluña, cohesionados por Podemos y sus Mareas bajas y altas, siguen hoy en esa privilegiada posición como precio a pagar por España para que Sánchez y los suyos continúen durmiendo plácidamente instalados en el poder a costa del insomnio de preocupación que provocan «en el 95% de los españoles».

La sabiduría del refranero popular se cumple una vez más y con exceso, y lo que mal empieza mal acaba, con la contradicción existencial de que al frente del Estado español se encuentren quienes se declaran –y están acreditados con sus actos– como enemigos de España. Algo inimaginable que tengamos esos socios y aliados en un país con nuestra identidad nacional e histórica –esa que quiere eliminar Sánchez– y que hoy pertenece a la UE, Unión de Estados democráticos y de Derecho.

Está sobradamente demostrado que los principios de Sánchez son como los de Marx, pero no de Karl sino de Groucho, resumidos en todo aquello que a él le sea útil para mantenerse en el poder. La esperanza está puesta en que un número creciente de españoles abran los ojos a la realidad del presente y del futuro que nos espera mientras siga instalado en La Moncloa. A Boris Johnson sus diputados le han hecho un Johnexit, como aquí el Comité Federal socialista hiciera a Sánchez, con la diferencia conocida para nuestra desgracia; así que confiemos en que las elecciones municipales y autonómicas del próximo año sean la antesala de su despedida.

Podemizar a su partido es «Sumar» para sí el espacio que pretendía representar Yolanda Díaz, que puede quedarse compuesta y sin novio a las puertas, y que ha sido su hasta ahora última maniobra. La actual inflación de dos dígitos es un impuesto extraordinario que pagan todos los españoles sin excepción, que no se resuelve con medidas como las anunciadas, que hacen felices a los populistas de izquierda y a usuarios de rodalies de septiembre a diciembre.