Medio Ambiente

Cuando la guerra es meteorológica

EE UU experimentó con armas climáticas en la guerra de Vietnam intensificando la duración de los monzones sobre los territorios controlados por el VietCon

El avance del cambio climático ocasiona situaciones meteorológicas virulentas, con olas de calor o frío, nevadas anormales, fuertes vientos y episodios de torridez extrema o ciclogénesis explosivas. Hay una tendencia natural a restar importancia a estos fenómenos, bajo la argumentación de que siempre hubo calor, riadas y nevadas. La novedad ahora es la frecuencia. Lo que ha abierto también el debate sobre si estamos ante un cambio climático o si influyen en él los programas de manipulación del clima de las principales potencias.

Los chinos, por ejemplo, iniciaron hace décadas un proceso de «siembra de nubes» mediante aviones militares y armas antiaéreas, adaptadas por Beijing para «unir nubes» con yoduro de plata o nitrógeno líquido provocando lluvia o nieve artificial. El problema es que tal iniciativa podría desencadenar una «guerra climática» con países perjudicados, al tener menos lluvias, sequías y calor anormal.

El presidente de Irán, Mahmud Ahmadineyad, ha atribuido a un programa de modulación climática de la UE e Israel el «robo de lluvia» en su país, provocando calor y sequía extrema.

Aunque negado, aseguran que las antenas HAARP, situadas por EE.UU en Alaska, tienen capacidad de emitir un billón de ondas electromagnéticas y afectar al ecosistema, intensificar sequías, inundaciones, terremotos, tsunamis, erupciones volcánicas, ciclones, huracanes y olas de calor. Se dice que las HAARP son «el mayor calefactor del mundo». El par ruso de las HAARP es SURA, con consideración de «arma climática», y los chinos trabajan en «Tianhe», de igual característica.

La CIA ha reconocido que bajo el nombre de «Proyecto Popeye», se hicieron pruebas de guerra meteorológica en Vietnam intensificando la acción de los monzones sobre los territorios del VietCong.

La comunidad científica está dividida ante las propuestas de manipulación climática y los proyectos de geoingeniería con objeto de revertir la radiación solar y secuestrar CO2. A favor, Bill Gates, partidario de reducir la temperatura cubriendo desiertos con plásticos reflectantes, mega-plantaciones de cultivos transgénicos con hojas reverberantes, almacenamiento de CO2 comprimido en minas abandonadas, inyección de aerosoles en la estratosfera para bloquear la luz solar, «blanqueamiento» de nubes para repeler la radiación o desvío de corrientes oceánicas.

La biología considera estas ideas descabelladas.