Religion

500 años

Son los que nos separan del “cañonazo” que cambió radicalmente la vida de Iñigo de Loyola

Son exactamente los que nos separan del “cañonazo” que cambió radicalmente la vida de Iñigo de Loyola y que los jesuitas de todo el mundo han celebrado el pasado 31 de julio festividad litúrgica del fundador de la Compañía de Jesús.

Su actual sucesor al frente de la histórica orden religiosa, el venezolano Arturo Sosa, ha clausurado el Año Ignaciano con una solemne Eucaristía celebrada en la singular Basílica de Loyola en el curso de la cual ha renovado la consagración de la Compañía de Jesús al Sagrado Corazón como ya hizo en el 1972 el venerado padre Perdro Arrupe cuyo proceso de beatificación sigue su curso.

Durante los últimos meses decenas de miles de personas en los cinco continentes han seguido el “camino ignaciano” imitando el ejemplo del santo fundador. Como dijo en su homilía el padre Sosa, " Ignacio en toda su vida busco apasionadamente el amor de Dios y para que ese soplo vital se apropiase de toda persona acompañó a prostitutas a cambiar de vida, acogió a huérfanos, denunció injusticias, ayudó a superar divisiones, abrió colegios. Y todo esto con el único objetivo de que las personas crecieran en el amor a Dios y a los otros, con una vida digna, comprometida y fecunda “para mayor gloria de Dios”.

Estas última palabras en latín " ad maiorem Dei gloriam” (AMDG) han sido y continúan siendo el eslogan preferido de los jesuitas que hoy desarrollan en todo el mundo una intensa, y no siempre bien comprendida, acción pastoral porque, como recordó el General “el mundo de hoy necesita personas que se comprometan totalmente en amar y servir a los otros, personas empeñadas día a día en el servicio a los otros con alegría y esperanzas. Hombres y mujeres que aceptan la invitación de llevar la cruz y se ponen al servicio de los más vulnerables”

Mensaje idéntico al cien por cien con el que proclama desde hace años un jesuita hasta los tuétanos: el Papa Francisco. A su regreso de Canadá reconoció ante los periodistas que todo jesuita centra su vida en cumplir la voluntad de Dios y en discernir qué es lo que el Señor quiere de él.