Incendios

Tren de Bejís, «no es más cierto que...»

Se olvidaron de que un tren con 49 pasajeros y una maquinista había salido de Valencia con destino a Zaragoza y tenía, forzosamente, que pasar por el incendio

Del drama sufrido por los pasajeros del tren atrapado en el incendio forestal de Bejís, en Castellón, surge el relato de una viajera, al parecer, policía, a quien no tengo el gusto de conocer, que cuenta, sucintamente, que la maquinista del convoy se vio sobrepasada por la situación, que no conseguía que el tren diera marcha atrás para alejarse de las llamas, que tuvo, prácticamente que forzarla para que abriera las puertas y que ella y otros ocho o nueve jóvenes tuvieron que alejarse a la carrera hasta llegar a unas casas próximas, donde les proporcionaron ayuda y transporte.

Pero, no es más cierto que el pánico entre el pasaje, que llegó a dañar los mecanismos de cierre de las puertas y ventanas del tren, provocó que se activarán las medidas de seguridad, bloqueando el convoy y obligando a la maquinista a reiniciar el procedimiento de puesta en marcha. No es más cierto que la maquinista, única profesional ferroviaria presente en el lugar, tuvo que lidiar con el miedo del pasaje y, pese a que perdió en medio de la confusión el dispositivo de control, consiguió no sólo poner en marcha el tren, sino que fue deteniéndose para recoger a los pasajeros que habían saltado a la vía y evitó males mayores. No es más cierto que la apertura de puertas y ventanas facilitó la entrada de humo en el interior de los vagones. Y no es más cierto que la pasajera declarante afirma que salió corriendo «con otros jóvenes», dejando a viejos, niños e impedidos atrás...

Y no es más cierto que todos los medios actuantes, todos los mandos y responsables políticos, desbordados por el feroz fuego, enfrentados a un cambio de viento sorpresivo y brutal, se olvidaron de que un tren con 49 pasajeros y una maquinista había salido de Valencia con destino a Zaragoza y tenía, forzosamente, que pasar por el incendio. Lo demás, huele a justificaciones, y que la Generalitat valenciana le dé gracias a Dios si no fallece ninguno de los heridos. Porque entre «el cambio radical en las condiciones del comportamiento del fuego», como señala la UME, que se produjo a las 13:30, y la salida del convoy desde la estación Norte de Valencia, a las 16:23, transcurrieron tres horas, tiempo más que suficiente para que el mando que combatía el fuego avisara a ADIF del cambio drástico de la situación.

Y, a menos que aparezca un documento con la transcripción del aviso, que no aparecerá, nos hallamos ante un incumplimiento de los protocolos. Y, por último, pero no menos importante, el presidente de RENFE, Isaías Táboas, puede cubrirse las espaldas con el reglamento vigente, pero no es de recibo dejar salir un tren con una sola persona a su cargo.