Opinión

Depende

Hace unos días el exdiputado socialista Eduardo Madina decía en una entrevista que el principio de contradicción había desaparecido. Lo que antes llevaba un proceso de días para asimilar, uno mismo, el cambio de opinión sobrevenido por necesidades del guión o del partido, ahora se cambia de opinión en veinticuatro horas sin necesidad de asimilar nada porque la contradicción no existe.

Totalmente cierto, no existe la contradicción en la izquierda porque es una izquierda que ha perdido los principios y ha normalizado el parecer circunstancial. Se actúa en función del depende del momento. Uno puede posicionarse como han hecho Page, Puig, Revilla o Vara en contra de la bajada de impuestos de Ayuso y Moreno con el argumento de que las rebajas fiscales benefician a los ricos en detrimento de la educación y sanidad públicas y, en cuestión de horas, proponer lo mismo pero bajo el paraguas de la justicia social para que no parezca lo mismo.

Es tal la mutabilidad de las acciones, afirmaciones y pensamientos de nuestros políticos de la izquierda que yo creo que ni ellos mismos llevan el ritmo de sus cambios. Igual que antes se miraba la previsión del tiempo para planificarse uno, ahora hay que mirar cuáles son las últimas medidas que ha pronosticado la izquierda que piensa llevar a cabo porque lo que hace un rato era impensable, injusto e imposible, ahora es pensable, justo y posible.

Los ministros cuando tienen que hacer declaraciones públicas tendrán que estar refrescando las últimas noticias constantemente y aún así, una vez realizadas, contextualizar el momento exacto en el que las han realizado, más que nada para estar en la onda del momento antes de que cambie el momento. Tiene que ser estresante tanto cambio de criterio, tanta deslealtad a uno mismo para que no te importe quedar como un mentiroso.