Opinión

Armagedón nuclear

La situación mundial debería suscitar una intensa preocupación, con todo un presidente de los Estados Unidos advirtiendo con absoluta naturalidad de la posibilidad real de un Armagedón nuclear en su respuesta a las declaraciones de Putin de que está dispuesto a utilizar toda la fuerza militar disponible para defender las zonas anexionadas del territorio de Ucrania. De hecho, Biden parece invitar a que el líder ruso se anime a ello, desde la aparente convicción dea que sería su final por tener activada la respuesta que daría a tal eventualidad.

Biden añadió que «desde la crisis de los misiles en Cuba hace ahora exactamente 60 años, en octubre de 1962, ese riesgo nunca había estado tan cercano», lo que es cierto. Pero con la diferencia de que en la actualidad estamos en una situación exactamente inversa a aquella, con Ucrania en el papel de Cuba. Entonces Khrushchev jugó muy fuerte amenazando a Kennedy para que sintiera en su propia carne lo que los soviéticos experimentaban con las bases de la OTAN en Berlín y Turquía. Ya sabemos cómo acabó aquel pulso: se retiraron los misiles de Cuba y Turquía, la situación en Berlín no varió y Khrushchev, que paradójicamente era ucraniano, fue destituido.

Lo que resulta inexplicable de las afirmaciones de Biden, es cómo habiendo conocido en carne propia aquel movimiento como una amenaza inaceptable para su seguridad nacional, no han cesado en hacerle lo mismo a la Rusia postsoviética, con sucesivas ampliaciones de la OTAN hacia su frontera, sin pensar que Putin sentirá lo mismo ahora que Kennedy experimentó entonces. Esto es tan evidente que resulta excesivamente ingenuo no vislumbrar la partida geoestratégica que se está jugando en el tablero mundial entre EEUU, por un bando, y China y Rusia por el otro, con la UE de comparsa y Ucrania como víctima y de escenario instrumental, al igual que la isla caribeña entonces.

El que juega con fuego corre el riesgo de acabar quemado, y es demasiado peligroso hacerlo con armas nucleares, sean tácticas o estratégicas. Parecería que el estado profundo, «Deep State», poder en la sombra, no aceptaría renunciar al dominio hegemónico alcanzado tras el final de la Guerra Fría por medio de los EEUUU, y persigue aniquilar a Rusia que, con más de 20 millones de km2 de superficie, es una inmensa reserva de materias primas. Esa Rusia no comunista unida a la UE sería un auténtico poder que colocaría a «la Europa desde el Atlántico hasta los Urales» entre China y Ultramar. ¿Una utopía? Son juegos de guerra por el poder de este mundo.