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Emociones

Hoy, alucinaciones y mentiras viajan a la velocidad de la luz, mientras la información se mueve como pez en arena.

En estos tiempos tecnológicamente movedizos, las opiniones se han convertido en bombas que, al explotar, irradian mentiras radiactivas que todo lo corroen, especialmente las mentes de la masa ciudadana, el color con que mira su presente y, por tanto, construye futuro… Verbigracia, veo una entrevista en internet donde un supuesto «experto» hace predicciones sobre la guerra de Ucrania que, cuando se grabó el vídeo en cuestión, estaba comenzando. El señor dice cosas como: «Putin lo hace muy bien», «sabe jugar con la diplomacia» (cielo santo), «es neoconservador, y los demócratas de USA son ultraliberales» (santo cielo), «China “regala” muchos recursos a otros países y será la próxima primera potencia mundial» (oh, cielos)… El tipo, por supuesto, no da ni una, ni en sus predicciones ni en sus análisis, que además demuestran una falta total de conocimientos, de sagacidad en el razonamiento, y hasta de una base cultural mínima. Pero el vídeo tiene contadas «millones» de visualizaciones, y miles de comentarios, rebosantes de halagos, agasajos y rendibúes a sus supuestas habilidades técnicas y clarividencia. Pone a escurrir a la CIA, como si él, desde su buhardilla en la sierra, dispusiera de mejor información que toda la agencia norteamericana de inteligencia. Da lecciones que son, en realidad, meras opiniones… Etecé.

Y es que la información (que es testimonio, hechos, manifestación y hasta advertencia) hoy ha dejado de tener valor, arrollada y sustituida por la opinión (que es siempre subjetiva, sustentada en netas emociones). Lo bueno y lo malo de las grabaciones y/o el periodismo ciudadano de internet, es que están disponibles a solo un clic: es posible comprobar qué efecto produce en ellas el paso del tiempo. Ocho meses después del comienzo de la invasión a Ucrania, oídas ahora las declaraciones del «experto», se puede comprobar que su «expertise» en geopolítica equivale al mío reparando barcos. Pero, por el camino, muchos ingenuos vídeovidentes se habrán contagiado de sus emociones, paranoias y fantasías. Porque hoy, alucinaciones y mentiras viajan a la velocidad de la luz, mientras la información se mueve como pez en arena.