Opinión

La ley Trans, una contradicción existencial

Cuanto más se entra a fondo en el interior de ese aberrante proyecto legal conocido como «Ley Trans», genuino ejemplo del despropósito de Sánchez, capaz de pactar con el diablo si preciso fuera para satisfacer su ambición personal, más argumentos se encuentran para descalificarla. Por ello no debe sorprender que incluso la haya criticado una socialista histórica, auténtico referente de autoridad en la materia, como es Amelia Valcárcel, filósofa, escritora, catedrática de Filosofía Moral y Política de la UNED y Consejera de Estado vitalicia.

De los variados y sólidos argumentos que utiliza para su rotundo rechazo, hay uno que llama poderosamente la atención por ser en apariencia inimaginable, al afirmar que puede resultar lesivo para la monarquía. Pero no le falta razón a la competente mujer y feminista para incluir a la Corona en el argumentario Trans, ya que su tesis queda acreditada como cierta recurriendo al método apagógico, contundente sistema de demostración de una afirmación exponiendo que aprobarla tiene implicaciones absurdas al llevar a una contradicción. Este método de «reducción al absurdo» –«reductio ad absurdum, en su expresión latina– es tan rotundo como eficaz, por lo que es utilizado en las ciencias exactas, particularmente las matemáticas, así como en las sociales de la ciencia política y la jurídica.

Aplicando este método de la ciencia política y jurídica a la «Ley Trans», comprobamos que su aplicación podría generar consecuencias indeseadas e inconstitucionales en el hipotético caso que se expone como ejemplo. En concreto, en España sabemos que la llamada a ser la Princesa de Asturias –a falta de su próxima proclamación oficial por las Cortes Generales– es la Princesa Leonor, primogénita de los Reyes, siendo su hermana, la Infanta Sofía, la siguiente en la línea de sucesión. Pero ¿qué sucedería si, en una hipótesis utópica y meramente a efectos de demostrar la perversidad esencial de la tesis sometida a examen, en aplicación de la Ley Trans, la infanta Sofía se inscribiera en el registro civil como varón?

A la luz de la Constitución, la consecuencia legal inexorable es que ella pasaría a ser «el Príncipe» de Asturias. Al margen de que sea una mera hipótesis, quedan de manifiesto los perversos efectos que puede producir la aberración jurídica, ética y moral aprobada por el Consejo de Ministros y ya sometida a debate y aprobación por el Congreso.

En este ejemplo es la monarquía la afectada, como acertadamente suscribe Amelia Valcárcel. En la vida ordinaria, los supuestos son numerosos: deporte femenino, vestuarios, baños, etc. Es una ley muerta antes de nacer.