debate

El disparatado debate presupuestario

«El debate sobre las enmiendas a la totalidad fue inútil. Es algo que se ha convertido en una tradición de nuestro parlamentarismo»

Hay algunas premisas que no ofrecen ninguna duda. Los presupuestos son expansivos, la ejecución presupuestaria no se corresponderá a lo que se aprueba, el cuadro macroeconómico es una carta a los Reyes Magos, provocarán una nueva y brutal oleada de deuda y nos freirán a impuestos. A esto hay que añadir que son electoralistas, porque están al servicio de los intereses de Sánchez ante un complicado año electoral. Es el arma, junto con su presidencia europea, con la que quiere remontar los malos datos que ofrecen todas las encuestas, con la excepción de los masajes que ofrece el CIS con el dinero de todos los españoles. El debate sobre las enmiendas a la totalidad fue inútil. Es algo que se ha convertido en una tradición de nuestro parlamentarismo. La ministra ofreció su rollo eufórico y la oposición el catastrofista. Nada que nos tenga que sorprender. La impericia sobre la materia en cuestión, salvo alguna breve excepción, fue la tónica habitual. He de reconocer que siento mucho ser crítico, pero es lo que hay. Creo que sería generoso si lo calificara de propio de alumnos de primero de Económicas.

Lo seguí, con las lógicas interrupciones que me imponen mis responsabilidades, y salvo los rifirrafes políticos, aclaro que no económicos, que fueron lo único relevante, resultó plúmbeo. En cualquier momento acabarán refiriéndose a los godos. Me hubiera gustado escuchar un debate económico de altura, como sucede en el Reino Unido, con primeras espadas que han tenido una sólida formación en la materia como sucede con Jeremy Hunt o Rishi Sunak. En el caso laborista, la ministra en la sombra es Rachel Reeves que se graduó en Oxford y posteriormente en la London School of Economics, trabajó como economista en el Banco de Inglaterra y en la embajada británica en Washington. No está mal. Nuestro debate fue de brocha gorda, con los tópicos habituales y la euforia electoralista a la que estamos acostumbrados. Los Presupuestos son una ley fundamental que marca la política de un Gobierno y que debería caracterizarse por una adecuada priorización del gasto público y la supresión de las partidas innecesarias. El excesivo endeudamiento, aunque se apliquen los habituales malabarismos, es una catástrofe. Es una lástima que al año siguiente no se realice un debate con la rendición de cuentas sobre su ejecución.